En lo que probablemente sea uno de los actos más palmarios que se conozcan, la burocracia gubernamental se le ha ocurrido promulgar una Ley de controles absolutos de precios, con sanciones confiscatorias y penas corporales severísimas dignas de mejor causa. Prueba indiscutible de que siempre hay como empeorar un poco más el entorno económico. Cuando los economistas forenses y los estudiosos de casos estrafalarios en la Escuela de Economía de Harvard hagan un minuciosos post mortem del modelo económico del llamado socialismo del siglo 21, seguramente las leyes promulgadas este mes serán un hito importante.

Uno de los primeros efectos, que no hay que ser pitoniso para pronosticar, es la inminente desaparición de los huevos de los mercados de detal visto que algún burócrata candidato al premio Nobel de economía decidió que su precio “justo” por cartón de 30 unidades es Bs 420 ($ 0.53 al cambio libre) en vez de los Bs 1,200 en que se había venido vendiendo, es decir una reducción del 65% de golpe y porrazo. Pero los efectos perjudiciales van más allá. Los pocos huevos que lleguen al mercado lo harán indirectamente por la vía de los productores informales de pastelería y los restaurantes dispuestos a pagar el precio de mercado. Como son un producto rápidamente perecedero, y muy ligado al nivel de producción avícola esta segunda descenderá hasta alinearse con la menor producción de huevos generándose de inmediato una escasez mayor de pollo.

¿Consecuencia no esperada? Por supuesto, y esto es el efecto en solo uno de los más de 500,000 rubros que circulan en la economía, por lo que el lector puede imaginarse cuantas consecuencias no esperadas más nadan escondidas en esas cifras. Por lo pronto, una que no necesita mucho análisis es que lo que contempla la Ley como márgenes y metodología prácticamente decreta la desaparición del comercio al detal formal. Como quiera que ese sector es el mayor empleador del país, el número adicional de venezolanos que pasarán a la economía informal con la perdida consecuente de beneficios laborales será considerable.

El efecto final será que los precios al consumidor lejos de bajar subirán, para absorber el mayor costo por ineficiencias de llegar a ellos informalmente. Pero hacer que eso lo entiendan quienes por, designio, desconocimiento, prepotencia, o una combinación de ello persisten en políticas públicas inviables es casi imposible, ¡pobre Venezuela!

Aurelio F. Concheso / Ingeniero

@aconcheso