El debate que se viene dando en cuanto a la influencia de la automatización en el mercado laboral y si definitivamente eliminará empleos, encontró en la mina Boliden en Garpenberg, Suecia, un nicho en el que se ha logrado incrementar la productividad sin restar empleos, a través del uso de tecnología de punta.


Los directores y los dirigentes sindicales de la mina, a unos 200 km al noroeste de Estocolmo, concuerdan en que la tecnología ha evitado su cierre, y confían que seguirá salvando empleos.


La mina respalda claramente el argumento de que si la tecnología es gestionada adecuadamente, puede ayudar a crear nuevos empleos decentes. La automatización ha contribuido a promover la integración de las mujeres, reducir los riesgos y aumentar la productividad.


Aquí, los “mineros del futuro” también trabajan a alrededor de un kilómetro bajo tierra, pero en oficinas con aire acondicionado, aisladas del calor y la humedad de las galerías donde tiene lugar la perforación para la búsqueda de zinc y plata. Ellos operan la maquinaria pesada a control remoto desde el confort de sus poltronas, con la ayuda de palancas de mando y pantallas de monitor.


“Adoptar las nuevas tecnologías fue para nosotros un medio para conservar nuestro empleo, y así sobrevivir”, afirmó Ulf Gustafsson, representante del sindicato IG Metall en la mina.


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