Teniendo en cuenta la cantidad de horas que dedicamos al trabajo, quien no haya cometido nunca un error en el terreno laboral que tire la primera piedra. Todos tomamos en ocasiones las decisiones equivocadas, pero cuando se trata de trabajo hay que andar con pies de plomo: una buena disculpa puede hacer desaparecer el error pero, si eres inteligente, puedes salir incluso reforzado de tu equivocación. En la siguiente fotogalería te damos las siete claves de la disculpa perfecta en el trabajo.

Admite tu culpa

Es tentador tratar de escabullirse y echarle la culpa a los demás (o al tiempo, el tráfico o la alineación de los astros). No lo hagas. Simplemente reconoce el error y admite tu culpa, sin peros.

Describe qué es lo que hiciste mal

No caigas en disculpas generalizadas: señalar con precisión qué comportamiento te hizo parecer borde o poco profesional deja claro a los demás que eres plenamente consciente de tu error. Y este es, sin duda, el primer paso para no volver a cometerlo.

Ahórrate las excusas

A tu jefe o colega no le importa que ese día te hubieses levantado con el pie izquierdo, que tu móvil se hubiese caído a la poceta o que el perro se hubiese comido el informe. En cuanto comiences tu retahíla de excusas, aquel cuyo perdón ansías desconectará y tus palabras y credibilidad caerán en saco roto.

Deja claro que realmente lo sientes

En este punto tendrás que ser algo repetitivo. Insiste – sin pasarte – en que lo sabes que te equivocaste y lo sientes. A nadie le encanta pedir perdón, porque a nadie le gusta sentirse culpable, especialmente si la intención no fue en ningún momento hacer daño a nadie. Pero es lo que toca.

Asegura que no volverá a ocurrir

Este punto es, probablemente, el más importante: si de algo sirven los errores y las disculpas es precisamente para hacerlo mejor la próxima vez. Además, para evitar dar la impresión de que solo estás disculpándote por el bien de tu puesto de trabajo debes dejar claro que no volverás a cometer ese error, independientemente de dónde trabajes en el futuro.

Haz lo posible por compensar el daño causado

Si existe alguna manera de compensar a las personas a quienes ofendiste con tu conducta, proponla.

Actúa de acuerdo con lo prometido

Ya se sabe que las palabras se las lleva el viento. Ahora que ya está todo dicho toca lo realmente difícil: demostrar que las disculpas no estaban vacías de contenido actuando como aseguraste que harías. El plato fuerte es, por supuesto, demostrar que estás dispuesto a no volver a tropezar con la misma piedra.

Actualidad Laboral / Con información de Forbes