Tener un control eficaz de la tesorería permite controlar lo que nos deben y lo que debemos. Un adecuado control de esta área nos permite prevenir en vez de curar, optimizar las posiciones de tesorería, entre otras, enumera Isabel Pomar, CEO de Datisa. En opinión de esta experta, "establecer una política de cobros y pagos, que permita garantizar una tesorería óptima en las pymes, es estratégico para impulsar el crecimiento del negocio. Saber lo que se ingresa y cuándo, lo que se gasta y dónde, y los diferenciales entre ambos conceptos permite a la organización minimizar su riesgo de morosidad y planificar con antelación, sus movimientos económicos (inversiones, préstamos, ventas, etc.)".


Desde Datisa, consideran importante apoyarse en la tecnología para digitalizar los procedimientos de gestión de cobros y pagos. Con ello, "las pymes agilizan el proceso, garantizando la solvencia de todas las acciones, minimizan el riesgo de impagos y mantienen siempre sobre la línea de flotación la liquidez del negocio. La tesorería es una de las disciplinas sobre la que las pymes deben incidir con más detalle, en sus procesos de gestión.


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Conocer, por ejemplo, lo que cuesta su estructura de financiación, es decir, los intereses devengados de sus líneas de crédito o préstamos a corto y largo plazo, o analizar sus procesos de cobro para reducir el margen entre la fecha de vencimiento del cobro y su fecha de valor, son solo algunas de las cuestiones que estas compañías deben tener en cuenta", señala la CEO.


Pomar identifica cinco indicadores, relevantes, a la hora de controlar la gestión de los procesos de cobro y pago en las pymes:


1- Analizar la capacidad de endeudamiento de la organización, siempre con la mirada puesta en salvaguardar la liquidez.


2- Evaluar los medios y sistemas de cobro evitando, en la medida de lo posible, aquellos en los que la iniciativa absoluta recaiga sobre el cliente.


3- Revisar las condiciones de venta a los clientes, para establecer condiciones personalizadas en función de la relevancia y solvencia del propio cliente.


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4- Asegurar que el flujo de caja está siempre en positivo. O sea, que el crédito que se da a los clientes no supere en ningún caso el crédito que los proveedores proporcionan a la empresa. Esta es la manera de evitar la pérdida de liquidez en las operaciones.


5- Cuantificar el porcentaje de cuentas que no se han cobrado y, establecer un perfil sobre el cliente y las condiciones que provocan los impagos a fin de mejorar las políticas de cobro, incluyendo acciones que mejoren el proceso.


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