Cada persona se muestra según acciones y palabras, por eso controlar tu actitud en el entorno laboral debe ser un factor que no puedes desatender. Tu ascenso, o despido, depende mucho de la imagen que tu jefe tenga de ti así como de la que tenga acerca de tu forma de trabajar.


No seas despistado y vayas acumulando las tazas de café encima de la mesa, no te presentes en la oficina con los zapatos sucios o no abuses de la confianza de los compañeros. Lo único que estás haciendo es perjudicarte.


Hay muchas acciones que se han convertido en rutinarias y a las que ni prestas atención mientras las haces. Se puede decir que te salen solas; pero eso no es excusa para justificarte si, al final, todo tiene el desenlace que nadie desea. Así que agarra papel y lápiz, abre bien los ojos y ve tomando nota de estos consejos para no volver a hacer estas cosas en el trabajo.


No dejes el trabajo para última hora. A tu jefe no le va a gustar que le entregues los informes, las estadísticas o lo que te haya pedido justo el mismo día que te puso como límite. Seguramente querrá hacer cambios y ya estarán fuera de la fecha.


No comas en tu mesa. No, no y no. Prohibido. Es muy desagradable oír al compañero masticar o el choque de los cubiertos mientras trabajas. Seguro que tienen una sala habilitada o una cocina en la que poder comer.


Los zapatos limpios, por favor. Elige unos zapatos bonitos, cómodos y elegantes para ir al trabajo y, sobre todo, en buenas condiciones.


Indispensable el orden. Tu mesa tiene que ser un oasis de paz, ha de transmitir tranquilidad. Ten los bolígrafos colocados y los folios perfectamente ordenados, si no es así, dedica media hora de tu día y pon orden a tu espacio.


desorden

Di no a la mochila en el trabajo. Puedes ser un millennial, un apasionado de las mochilas o llevar una de último diseño de la mejor marca que haya en el mercado… Pero no. Las mochilas no tienen cabida en una oficina. Hay muchas opciones de bolsos o maletines que son mucho más apropiados.


No reconocer tus errores. Esconder que te has equivocado o que algo no ha salido tal y como esperabas en una enorme tontería. Y más preocupante será si, encima, echas la culpa a otros. Todo el mundo comete errores, simplemente date cuenta a tiempo y subsánalos.


Esperar a que te digan qué tienes que hacer. Pero, ¿dónde se ha visto eso? Que sí, que lógicamente habrá tareas que te manden tus jefes pero muchas otras deberías hacerlas por voluntad propia o algo tan sencillo como preguntar, así demuestras interés y compromiso con la empresa.


No te quejes todo el rato de todo y de todos. Además de que no es la vía apropiada para solucionar cualquier problema o situación, empeorarás tu humor y te va a resultar más difícil encontrar la salida. Busca la manera de afrontar una mala relación con un compañero o de resolver determinado aspecto que no te convence, así podrás recuperar la armonía.


Cuida tu ‘look’. Claro que hay que ir cómodo al trabajo, pero es no es sinónimo de ir con el atuendo que eliges para tus jornadas de ‘running’.


No encargues a tus compañeros aquello que a ti no te da tiempo. Puede que una vez te ayuden, que dos también, pero a la tercera te van a decir que no. Y con razón. Si ves que no puedes abarcar tanto volumen de trabajo, coméntalo con tu jefe y que sea él quien reparta las tareas. ¡Ah¡ Y no tengas miedo a que se vuelva en tu contra, porque seguro que tu jefe lo entiende y aplaude tu capacidad de delegar.


Actualidad Laboral / Con información de Forbes