Perspectivas
El fin del camino


Uno pensaría que el veredicto popular del 6 de diciembre hubiera provocado una dosis de introspección y análisis de errores cometidos por parte del gobierno, pero a 8 semanas de esa emblemática fecha no ha sido así. Habiendo fracasado en sus primeros infructuosos esfuerzos por acorralar o invisibilizar a la nueva AN abrumadoramente opositora, el mes de enero ha transcurrido sin que de boca del Presidente o de alguno de sus ministros haya salido atisbo de plan o medidas concretas para enfrentar lo que desde todos los confines nacionales y extranjeros se vaticina como el colapso de la economía venezolana.

En su defecto, oímos declaraciones cada vez más inverosímiles: El encargado de Hidroven, sin inmutarse asevera que la escasez de agua no es grave cuando el racionamiento es el más agudo de la historia; La Ministro de Prisiones se indigna por que alguien diga que todo no es color de rosa en éstas, luego de que reclusos colocan en youtube una ráfaga de tiros al aire con fusiles aka 47 y otras armas de guerra que son la envidia de cualquier policía municipal limitada a revólveres 38 y escopetas; un diputado gubernamental descalifica como “necrofilia” la investigación sobre una escasez de medicamentos que es una tragedia nacional, y así sucesivamente.

Entretanto, el Presidente va de cadena en cadena, cuyo propósito principal parece ser que la población no vea en vivo los debates legislativos, pero que por la misma razón se encuentran vacías de cualquier anuncio de importancia. ¿Qué pasó con la unificación cambiaria? ¿Con el aumento de la gasolina? ¿Con la eliminación de los subsidios a Cuba y demás beneficiarios de la munificencia socialista? Nos acercamos al fin del camino y pareciera que con ellos no fuera.

Se imagina el lector que impresión podría causar un “Roadshow” para refinanciamiento de deudas dirigido por nuestro flamante súper ministro de economía, en Nueva York, Londres, Frankfurt y Washington explicándole a los bancos y fondos de inversión su teoría de guerra económica e inflación inducida. ¿Será que piensan que esos argumentos permitirán reducir el riesgo país a niveles aceptables como para emitir nueva deuda? Lo dudo, pero quizás es que han decidido llegar al final del camino con su mismo discurso, para que otros sean los que tengan que recoger los vidrios rotos que están dejando.

Aurelio F. Concheso / Ingeniero

@aconcheso