Perspectivas
El General Arroz


Aunque parezca mentira, es en serio. Muy en serio. En la Gaceta Oficial N° 40.977 de la República Bolivariana de Venezuela aparece el nombramiento de 17 oficiales militares de altísimo rango, concretamente de 5 Generales de División, 7 Generales de Brigada, 3 Contralmirantes y 2 Vicealmirantes. ¿Y saben para qué? Para que se ocupen nada más y nada menos de resolver el problema del abastecimiento agroalimentario de la nación manu militari. Lo curioso es que, además, se les asignan de manera un tanto inconexa rubros específicos sobre los que tienen que actuar, no dejándose intimidar por menudencias. Mejor dicho, por exquisiteces conceptuales como las reglas del mercado y la logística tradicional de distribución que funcionó con eficiencia durante muchas décadas.

A título de ejemplo, hay un General -y de División, nada menos- a quien se le asigna la responsabilidad del arroz, mientras que a un Contralmirante se la encomienda la de los pollos, y a tres Generales de Brigada distintos –sin que se sepa si se coordinarán entre ellos- el aceite comestible, el azúcar y las caraotas. Atención, de sólo caraotas, porque no debe ocuparse de los garbanzos, de las arvejas, de las lentejas, etc. No. Para estos granos, por lo visto, hay escasez de padrinos.

Un dato interesante es que el rubro que abarca papel higiénico, toallas sanitarias y pañales desechables, se lo asignaron a un mero General de Brigada, y de la Aviación, institución armada en la que, por cierto, dispone de otro cargo. El de Director del Puesto de Comando de la Aviación Militar.

Tal vez el nombramiento que tendría mayor sentido, es el de la Vicealmirante directora de Personal de la Región Estratégica de Defensa Integral a cargo del pescado, por aquello de que tanto la Armada como los pescados algo tienen que ver con el mar.

Sinceramente, pretender corregir las distorsiones creadas por una concepción económica errada que tiene como sus puntos cardinales el acoso a las empresas privadas, un sistema cambiario disfuncional, unos controles de precio absurdos e inaplicables ante una inflación que se acerca al 700% anual, y, además, la emisión descabellada de dinero sin respaldo, es para no llegar a ninguna parte. Porque con soluciones que pretenden atacar los efectos y no las causas, lo más probable es que el resultado no sea otro que una severa profundización de los ya gravísimos problemas que padece la población.

El mundo entero, y más del 80% de los venezolanos de todos los colores políticos, están claros en que la solución no es que el generalato se convierta en una especie de bodeguero versión siglo XXI, sino que el Gobierno admita que equivocó la senda y que nada va a solucionar mientras no haga un giro de 180 grados en sus políticas económicas.

Pero como en el cuento de Hans Christian Andersen, el Rey -en este caso el alto gobierno- está desnudo, todo el mundo lo ve y la mayoría no se atreve a decírselo. Porque ¿para qué decírselo si ese alto gobierno se niega a escuchar a quienes se lo dicen, mientras que, al parecer, sigue empeñado en seguir por la senda de lo absurdo?

Aurelio F. Concheso / Ingeniero

www.laotraviarcr.blogspot.com

@aconcheso