18-06-2018

Dos maletas de 32 kilos es lo único que un venezolano puede llevar consigo al momento de emigrar. Atrás quedan muchas cosas, entre esas las mascotas; sin embargo, muchos son los que hacen el esfuerzo económico para llevarse con ellos a sus amigos de cuatro patas.


Algunos no tienen las posibilidades como Angélica Sfiligoy, dueña de Pulguita una perra híbrida de poddle de cinco años, a quien dejó en cuidado de su abuela en Valencia, porque el costo y papeleo para el traslado eran exabruptos para una joven de clase media que viajó a Chile, en compañía de su madre el 13 de septiembre de 2017.


Dos meses después partió al mismo país Angie Da Cruz, quien esperó un año completo para que su novio en el país suramericano ahorrara dinero para llevarla a ella y a sus dos mascotas; un golden retriever de cinco años y un snowser de 11. “Cuando mi pareja se fue, el plan era irnos juntos, pero le dije que sin mis perros no lo haría y así lo hicimos”. A diferencia de Sfiligoy, Angie realizó todos los tramites y pagos.


Angélica está recolectando información, porque las cosas no han sido tan fáciles como esperaba. “Quería traérmela antes de septiembre, pero no se pudo”.


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El procedimiento para sacar una mascota del país es complicado. Cada continente exige requisitos distintos. Da Cruz explicó que los trámites los realizó con cuatro meses de antelación, para eso solicitó los servicios de un agente aduanero que facilitó todo. “Me cobró como 600 mil bolívares. Él se encargó de todo”.


Las mascotas pueden viajar en la cabina, si son pequeños, en el almacén del avión cuando son muy grandes y junto al pasajero si es un animal de compañía.


La tercera opción es la que Sfiligoy ve más viable, porque a pesar de ser mentira hará lo posible para hacer ver que su abuela de 70 años necesita a Pulguita como compañera emocional, para eso necesita de un certificado psiquiátrico sellado. Al viajar de esta forma el animal no paga pasaje, solo pagará los impuestos en el país de llegada.


Todo por cuatro patas


El impuesto varía según la raza. En el caso de la poodle debe revisar cuál es el costo para las mascotas no puras; por su parte, Angie pagó 700 mil pesos por el Golden Retriever. Esto equivalen a tres sueldos mínimos chilenos y en la moneda norteamericana, mil dólares. Por el snowser fue mucho menos.


Lo primero que piden en los puestos de migración para mascotas es la cartilla de vacunas. En el caso de América del Sur, es necesario que estén desparasitados y vacunados con la séxtuple y antirrábica. Ambas deben haberse colocado, al menos, con dos meses de antelación y el desparasitado, 10 días antes del viaje. “Si no cumples con el esquema te pondrán trabas en el país de llegada. En Chile fue todo bien, pero no me gustó el trato”, confesó Da Cruz. En distintos establecimientos consultados, el costo de la vacuna séxtuple rondó entre los 15 y 20 millones de bolívares. La antirrábica va desde los 20 millones hasta los 25.


Según información proveída por un consultorio veterinario de Caracas, estas dosis se traen del extranjero y se compran en dólares, por lo que el valor del producto se dispara. Sumado a esto, cada animal debe pasar por un chequeo médico, así que deben pagar una consulta por Bs 900 mil bolívares; el precio variará según el veterinario, quien le mandará que se realice exámenes de laboratorio que superan la cifra de Bs 1.500.000.


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Sfiligoy recordó cómo fueron los primeros meses si su perra “Lloraba mucho, cada vez que veía un pooddle en la calle rompía en llanto”. Por ahora, manda remesas a su abuela para que cubra los gastos básicos. “Hace unos meses le dio una infección y fueron seis millones de Bolívares”. Se apega a la idea de mandar a la mascota con la abuela porque es más barato. “El pasaje me puede salir como en mil dólares y sin importar si viaja en cabina o en la zona de carga tendré que comprar un Kennel, y eso es un ojo de la cara”.


Un Kennel es una jaula especial para viajes. La normativa exige que el tamaño de esta debe ser lo suficientemente grande, como para que el animal pueda moverse con comodidad; pero Sfiligoy descubrió que si Pulguita viaja como animal de compañía, no tendría que comprar el costoso aparato. “Viajaría como un pasajero más”.


Aerolíneas como Copa Airlines dan cupo para solo tres mascotas por vuelo, y exigen que se reserve el pasaje del can o del gato con antelación. En el caso de Da Cruz, su Golden obtuvo el pasaje primero que ella y el Snowser viajó con ella en la cabina, en su Kennel especial, el cual colocó debajo del asiento delantero por un costo de $125 pagados a la compañía de aviones, pero el de la Golden Retriever de 30 kilo fue de $586.


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A ambas mujeres les parece que los pasajes son muy costosos cuando se trata de animales “Es más que el de una persona y al final, viajan en un almacén lleno de otras jaulas y equipajes sin ninguna comodidad más que la de su jaula en la que no permiten ni sábanas, ni almohadas solo la comida y el agua, y cuando llegan a tierra firme los ves sedientos y haciendo sus necesidades”. Sin embargo, Da Cruz se siente contenta porque ahora su familia está completa. Mientras que Sfiligoy, se prepara y espera vender más y más artículos desmaquillantes, en el negocio chileno para el que trabaja, para así poder mudarse a un apartamento más grande y costear los gastos para que Pulguita vuelva a estar con ella.



Actualidad Laboral / Con información de El Estímulo