27-06-2017
Los salarios millonarios de algunas estrellas de la RAI, la televisión pública italiana, han causado una gran indignación en la opinión pública. Uno de sus presentadores más conocidos, Fabio Fazio, conductor de “Che tempo che fa”, acaba de firmar un contrato de 11,2 millones de euros para los próximos cuatro años. “Se trata de un escándalo, un comportamiento vergonzoso. Fazio es el clásico comunista con la cartera a la derecha”, ha afirmado Roberto Fico, del Movimiento 5 Estrellas, presidente de la Comisión de Vigilancia de la RAI.

Las críticas han sido generalizadas, incluido el Partido Democrático de Renzi, seguramente el político que más intenta influir en la RAI. Uno de sus diputados, Michele Anzaldi, secretario de la citada Comisión y durante un tiempo portavoz del primer ministro, ha enviado una carta al presidente de la Autoridad Nacional Anticorrupción, Raffaele Cantone, denunciando la situación: “La renovación del contrato millonario a Fazio, además de alimentar perplejidad e indignación en términos morales para una empresa pagada en dos terceras partes por los contribuyentes mediante un canon (90 euros al año), suscita graves dudas sobre su legitimidad por el posible daño económico causado al servicio público”, escribió el diputado, que también mostró su indignación en las redes sociales: “Se trata de un verdadero bofetón a los italianos, que hacen sacrificios, a la pobreza, y también al parlamento que aprobó una ley, ahora no respetada, con un techo máximo de 240.000 euros”.

Fue precisamente Matteo Renzi quien pretendió poner orden en los sueldos que pagaba la RAI. Cuando llegó al Gobierno, puso un techo de 240.000 euros a los más altos ejecutivos de las empresas publicas. Fijó esa cifra porque era la que cobraba la más alta autoridad del Estado, el entonces presidente de la República, Giorgio Napolitano. Con esta decisión, Renzi intentó granjearse la simpatía de la opinión pública, que observaba con cierto escándalo los llamativos sueldos que cobraban muchos directivos de las empresas públicas, mientras los ciudadanos tenían que estrecharse el cinturón por la crisis económica. Pero ese techo fue superado gracias al estudio encargado por el Ministerio de Economía, accionista del 99% de la televisión pública, a la Abogacía del Estado.

Con la justificación de que la RAI debe pagar los sueldos del mercado a sus «divos» para evitar que se marchen a la competencia, se inventó la fórmula de considerar a los presentadores como «artistas», para los que se hacen contratos con cantidades flexibles.

Hasta Matteo Renzi se ha indignado. Considera muy inoportuno que se hayan hecho públicos los contratos millonarios de la RAI justo en la víspera de las elecciones municipales que han supuesto un fracaso para su partido, y al mismo tiempo que dos bancos italianos (Banca Popolare di Vicenza y Veneto Banca), han tenido que ser rescatados con dinero público.

Actualidad Laboral / Con información de ABC