Los jefes de las empresas que cotizan en bolsa del Reino Unido rara vez esperan enfrentarse con sus accionistas, pero la temporada previa a las asambleas generales de este año está provocando un sentimiento de ansiedad particularmente fuerte.

La remuneración de los ejecutivos ocupa un lugar destacado en la agenda política. El mes pasado, el gobierno efectuó una consulta sobre la cuestión y la primera ministra Theresa May en varias ocasiones ha planteado el Brexit como un voto por una sociedad más justa.

Dado que en las próximas semanas se renovarán una serie de políticas de compensación de ejecutivos, algunas empresas están respondiendo a la presión mediante el recorte de la remuneración de los jefes.

Otras están golpeando las puertas de los accionistas, pidiéndoles que examinen las propuestas de pago antes de someterlas a votación, incluso cuando no han tenido problemas en el pasado.

“Hay un escrutinio sobre la remuneración de los ejecutivos por parte de todos”, afirmó Eugenia Jackson, directora de investigaciones sobre gobierno corporativo en Allianz Global Investors, que ha estado consultando con empresas en las que su compañía tiene inversiones.

“Cuando vemos que una firma tiene un desempeño inferior y sigue pagando como cuando los tiempos eran buenos, nos dificulta brindarle apoyo”.

Aproximadamente las tres cuartas partes de las 100 compañías más valoradas que cotizan en la bolsa de Londres (FTSE 100) van a renovar sus políticas salariales este año, y como las remuneraciones ahora se deben someter a votación obligatoriamente, existe el riesgo real de que sean rechazadas.

May definió a la brecha salarial como “poco saludable” cuando estaba haciendo campaña para el liderazgo del Partido Conservador en julio pasado. Un jefe del índice FTSE 100 ganó 128 veces más que un empleado promedio en el 2015, frente a 47 veces más en 1998, mientras que el salario del CEO se disparó a 4.3 millones de libras (US$ 5.4 millones) al año, desde aproximadamente 1 millón de libras, muestran datos del gobierno.

Las empresas están comenzando a responder en un intento de evitar embarazosas revueltas de accionistas, la censura del gobierno y, potencialmente, una legislación más dura.

Actualidad Laboral / Con información de Gestión