Mientras muchas de las economías avanzadas empiezan a presentar datos positivos de empleo, al cierre del segundo trimestre; Latinoamérica mantiene una tendencia al alza hacia récords históricos, que le hace descolgarse de la tendencia internacional en el tema. Por ejemplo, Estados Unidos encadenó su segundo mes consecutivo de descensos: mientras que llegó a una tasa de desempleo de 14,7% en abril, esta bajó a 13,3% en mayo y a 11,1% según el dato de junio; confirmando así que inició una evolución de mejora, pese a que se llegó a hablar que podría llegar a 20% en el año.


En Europa, el ente estadístico Eurostat anunció que en mayo el desempleo creció una décima frente a abril en la eurozona, hasta 7,4%; y en la Unión Europea (UE) hasta 6,7%, pero en términos interanuales, la caída es de 0,2% en ese mes. Incluso, apunta que España, uno de los países más golpeados en su mercado laboral, en ese mes se registró una baja de una décima frente a abril. En junio, los datos nacionales apuntan a un alza de 0,1%, o 5.107 personas.


Incluso, Alejandro Werner, director del Fondo Monetario Internacional (FMI) para el Hemisferio Occidental, confirmó en una reciente entrevista con el medio Portafolio; que en términos de empleo, en las economías avanzadas ya se ven mejoras, y no se llegará a los pronósticos negativos que se habían planteado. En contraposición, Latinoamérica puede llegar a registrar 41 millones de desempleados este año (frente a los 25 millones de enero); lo que se traduce en una tasa que puede llegar a 13%. Mencionar que en toda la Unión Europea hay 14,36 millones en esta situación.


Entonces, ¿por qué en la región sigue creciendo el desempleo, mientras que en otros países está cayendo? De acuerdo con Martha Elena Delgado, directora de Análisis Macroeconómico y Sectorial de Fedesarrollo (Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo en Colombia), “hay dos grandes iniciativas que han podido tomar las economías avanzadas y las emergentes no. Una es el tamaño de los paquetes de ayuda para mantener empleos, la magnitud de los subsidios es mucho más alta, a lo que se une la formalidad, lo que hace que estos planes sean más efectivos. La otra es que ellos pudieron recuperar mucho más rápido la actividad, lo hicieron antes, están más abiertos y ya se ha normalizado. Esos países tienen una capacidad mayor para controlar la emergencia”.


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En línea con lo mencionado, en Europa uno de cada cuatro trabajadores de los principales países, unos 45 millones, han mantenido sus empleos gracias a los acuerdos temporales. Además, más allá de las ayudas nacionales, la UE lanzó un fondo solo para pagar estos acuerdos, valorado en 100.000 millones de euros. Según Stefano Farné, director del Observatorio Laboral de la Universidad Externado de Colombia, la informalidad es la gran diferencia. “Estas actividades son difíciles de identificar y alcanzar, por lo que un 50% de los ocupados no recibieron ayudas para mantener su empleo. La otra razón son los recursos, en países como Dinamarca, Holanda, Inglaterra e Italia, entre otros, el Estado ha subsidiado entre un 75% y 95% los salarios”.


Y más allá de estos aspectos, Iván Daniel Jaramillo Jassir, del observatorio laboral de la Universidad del Rosario también ubicada en Colombia; apunta a los temas estructurales de los países. Temas como la informalidad, las brechas ocupacionales y salariales por género, la tasa de desempleo juvenil, las barreras para personas con discapacidad, entre otras.




Actualidad Laboral / Con información de Portafolio