Ejecutivos de alto nivel hablan sobre los retos que han afrontado al combinar su carrera profesional con la crianza de sus hijos.


Los ejecutivos de alto nivel con hijos tienen algunas ventajas sobre otros padres que trabajan: ganan más dinero, lo que hace que el cuidado de niños sea más fácil de pagar. Pueden tener más voz y voto sobre dónde y cuándo trabajan. Y pueden influir en lo que significan las políticas familiares en sus empresas.


Pero, como cualquier otro padre que labora, no tienen más de 24 horas al día. Y nunca pueden controlar las constantes demandas que conlleva tener hijos.


CNN Business encuestó a ejecutivos para saber cómo es manejar sus trabajos de alta presión además de las necesidades de sus hijos: 35 ejecutivos, la mayoría mujeres, decidieron compartir sus experiencias.


Encontrar la ayuda correcta


Sus arreglos para el cuidado de los niños con frecuencia son un mosaico de nanas o niñeras, abuelos, clases después de la escuela y alternar deberes con su cónyuge.


“Por mucho que (mi hijo) adore su guardería y sus cuidadores, él está allí 40 horas a la semana”, dice Deana Burke, CEO de Gracias, un proveedor de aplicaciones de bitcoin y madre de un niño de 3 años.


“No estoy con él a tiempo completo y aunque en este momento es adecuado para nuestra familia, no recibe mi atención todo el tiempo. Es una gran concesión”, comenta.


Pero, incluso, un ejército de cuidadores no puede asumir todas las responsabilidades diarias de la paternidad.


“Aunque tenemos ayuda a tiempo completo entre semana, aún así paso una cantidad significativa de tiempo durante el día laboral coordinando citas de juego, clases y horarios de mis hijos, respondiendo a mensajes de texto de la niñera”, comenta Syia Lewis, jefa de personal en la compañía de producción y financiamiento cinematográfico Cinereach y madre de dos hijos de tres y cuatro años.


Hacer tiempo para la carrera en el hogar y para la familia en el trabajo


Los ejecutivos se muestran divididos cuando se les pregunta si sienten que pueden pasar suficiente tiempo con sus hijos, tanto para satisfacer las necesidades de los pequeños, como sus deseos de estar con ellos.


Muchos señalan sus esfuerzos para defender la cena y la hora de dormir para enfocarse en sus hijos.


Pero también dicen que terminan trabajando, hasta altas horas de la noche y temprano en la mañana, para recuperar el tiempo. La mayoría reconoce que siempre están disponibles para asuntos urgentes de trabajo, ya sea en casa o de vacaciones.


Buscando algo de equilibrio


Los encuestados aseguran trabajar entre 50 y 60 horas a la semana, mientras que casi una cuarta parte rebasa las 60 horas.


“El estira y afloja entre el trabajo y la paternidad es irreal”, comenta Libby Rodney, directora de estrategia de The Harris Poll y madre de un niño de 13 meses. “Sabía que sería un desafío y leí sobre la culpa, pero es más que eso, se trata de establecer límites en el trabajo en entornos que no gustan de los límites”.


Trabajar muchas horas inevitablemente significa perderse algunas actividades familiares o eventos escolares.


“Trato de no perderme las cosas importantes, pero desearía tener tiempo para hacer pequeñas cosas como excursiones y actividades espontáneas”, menciona Clint Greenleaf, fundador y presidente ejecutivo de Content Capital y padre de tres hijos, de ocho, 10 y 12 años.


“Intento salir de la casa cuando necesito trabajar, y hago todo lo posible para estar presente cuando estoy en casa. Pero no soy bueno en eso y batallo por separar el tiempo familiar y el tiempo laboral”, agrega.


Lecciones aprendidas


Algunos encuestados tienen al menos un hijo adulto y compartieron lo que aprendieron al criarlos mientras mantenían una carrera de alto nivel.


“Hay muy poco en el trabajo que sea 'tan importante' que no pueda hacerme tiempo para las veces que me necesitan en la escuela”, explica Elana Drell-Szyfer, CEO de Revive Skincare, madre de tres hijos de 13, 16 y 18 años.


Cuando sus hijos —que ahora están en sus veintes— eran pequeños, el esposo de Debbie Millin, directora de operaciones de Globalization Partners, era quien se quedaba en casa para cuidarlos.


“Siempre supe que sus necesidades estaban más que cubiertas cuando mi esposo estaba en casa porque él es el padre más asombroso. Pero hubo momentos más tempranos en mi carrera en los que no sentí que yo estuviera en casa lo suficiente para satisfacer mis propias necesidades e hice ajustes para corregir eso”, recuerda Millin.


“Un consejo que generalmente le doy a los padres de niños más pequeños que están en una fase de 'crianza de alto contacto' es que disfruten del caos, algún día lo extrañarán”.


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