El mercado laboral se está transformando y adaptando a las necesidades de la economía. Estos cambios generan oportunidades para muchos trabajadores, pero también son una fuente de riesgo para muchos otros, no sólo por la posibilidad de perder el empleo, sino por la transformación que estos están sufriendo y el giro que se está produciendo en la relación entre empleador y trabajador en las economías desarrolladas. Cada vez resulta más habitual escuchar las palabras monopsonio, gig economy, economía de plataformas o trabajo atípico, unos conceptos que reflejan la profunda transición a la que se está sometiendo el mercado laboral.


El último trabajo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre las perspectivas del empleo repite una y otra vez estos conceptos que vienen de la mano de las mejoras tecnológicas en muchos casos. "El progreso tecnológico puede mejorar la calidad del trabajo incrementando la productividad y los salarios, reduciendo la exposición al peligro, los problemas de salubridad y las tareas más duras... sin embargo, también puede ser fuente de mayor inestabilidad laboral caracterizada por nuevas formas de trabajo no convencionales que pueden provocar una perdida de bienestar para los trabajadores".


Flexibilidad e incertidumbre


Estas nuevas formas de trabajo suelen incidir en la flexibilidad de horarios, de ingresos y de la duración de la relación laboral, lo que genera de todo menos certidumbre para el trabajador en el medio y largo plazo. "Esto es una preocupación importante en países donde las formas no convencionales de trabajo (un contrato indefinido a tiempo completo) están proliferando y las empresas están confiando cada vez más en subcontratas y contratistas en lugar de una fuerza de trabajo permanente".



La economía de plataformas


Más allá de estos tipos de empleo atípico están surgiendo nuevas formas de trabajo que quedan ocultas bajo el paraguas del empleo por cuenta propia (autónomo) tradicional pero que son un tanto diferentes. Parte de este tipo de empleo se genera a partir de la economía de plataformas, también conocida como gig economy o economía por encargos.


El trabajo de la OCDE destaca que el aumento del trabajo de plataformas ha puesto de relieve el impacto del progreso tecnológico en la calidad del trabajo. Este tipo de economía abarca una amplia gama de actividades, que tienen en común el uso de plataformas digitales para conectar la demanda y la oferta de servicios particulares. "A veces este tipo de trabajo impone severas limitaciones a los trabajadores que pueden tener un impacto negativo en el bienestar y la calidad del empleo".


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Además, muchos de los trabajadores de estas plataformas están clasificados como empleados autónomos, que muchas veces tienen poco de autónomo porque no pueden establecer sus propios precios o cuotas, ya que vienen predefinidas por la plataformas, a la vez que se enfrentan a restricciones a la hora de organizar su trabajo, como puede ser el uso de uniforme o de las horas que trabajan. Este puede ser el caso de algunas empresas de transporte o de envíos de comida a domicilio, etc.



Monopsonio, oligopolio y los salarios


Otro de los términos que suena cada vez con más frecuencia es el de monopsonio, muy relacionado con el surgimiento de empresas e industrias muy concentradas en la tecnología y el mundo digital. Estas empresas crecen rápidamente y llegan a tener cierto control sobre el mercado y otras compañías que trabajan para ellas. "Este incremento de la concentración de mercado está generando cierta preocupación sobre una posible situación de monopsonio en el mercado laboral, un estado que se produce cuando una empresa domina el mercado y puede mantener unos salarios bajos al no contar apenas con competencia por los trabajadores que requiere", según la OCDE.


Una de las consecuencias de este fenómeno es una menor movilidad laboral ante la falta de oportunidades fuera de la empresa, ya sea por falta de competencia (dentro del mismo sector) o por la firma de cláusulas de no competencia o 'caza furtiva' de empleados. Estas prácticas ganan fuerza en sectores donde la movilidad laboral puede suponer el trasvase de unos conocimientos (propiedad intelectual) fundamentales el funcionamiento de la firma.


El Fondo Monetario Internacional ha avisado en varias ocasiones de que los crecientes márgenes de grandes empresas van acompañadon de una reducción del peso de los salarios en la producción. En uno de los últimos trabajos del FMI sobre esta cuestión se sentenciaba que hay "evidencia que estas cotizadas de los países desarrollados que cada vez tienen más poder de mercado están influyendo en el desarrollo económico... se apropian de una porción cada vez mayor de las rentas de la producción, dejando unas cantidades más pequeñas para el factor trabajo (asalariados). El incremento del poder de mercado en las últimas décadas podría, por tanto, haber contribuido a la reducción del peso de los salarios".


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