02-07-2020

La pandemia de la COVID-19 tiene un impacto inédito en los mercados de trabajo de América Latina y el Caribe donde ya se registra un fuerte aumento de la tasa de desocupación que deja sin empleo y sin ingresos a millones de personas, lo cual causará un aumento de la desigualdad y la pobreza en la región, de acuerdo con un análisis de la OIT.


La tasa de desocupación promedio de la región, que a fines de 2019 era de 8,1%, podría subir entre 4 y 5 puntos porcentuales según los datos recopilados hasta el momento. Pero si la crisis continúa profundizándose la situación podría empeorar, destacó un análisis de la Oficina de la OIT para América Latina y el Caribe titulado “Panorama Laboral en tiempos de la COVID-19: Impactos en el mercado de trabajo y los ingresos ”.


“Ese aumento sin precedentes en la tasa de desocupación regional implica un récord histórico de 41 millones de desempleados, lo cual va a repercutir sobre la estabilidad económica y social de nuestros países”, explicó el Director de la Oficina de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinicius Pinheiro.


El análisis destaca que el más reciente pronóstico del Banco Mundial estima una caída en el crecimiento económico de -7,2% lo cual llevaría la tasa de desocupación hasta 12,3%, mientras que si se consideran los últimos datos del FMI de una contracción de -9,4% los niveles de desempleo llegarían hasta 13%.


En números absolutos, esas tasas implican un aumento en el número de personas que buscan empleo y no lo consiguen de 26 millones antes de la pandemia a 41 millones en 2020, comentaron los especialistas de OIT en la presentación del documento en una rueda de prensa virtual.


Además, se enfrenta el deterioro de la calidad de los puestos de trabajo y de la reducción de los ingresos de los trabajadores y de los hogares.


“Una característica de esta crisis ha sido la velocidad del impacto que se ha traducido en un colapso inmediato de los ingresos laborales y familiares de un conjunto muy amplio de la población”, destacó Pinheiro. “Esto puede amplificar las desigualdades sociales dado que los ingresos laborales en promedio aportan alrededor del 80%, de los ingresos totales familiares en la región”.


El análisis de la OIT destaca que “la masiva destrucción de empleo no se refleja por completo en incrementos en la tasa de desocupación, debido a que una parte significativa de los trabajadores que pierden su empleo ha salido de la fuerza de trabajo” como consecuencia de las medidas de confinamiento y distanciamiento, o de la falta de oportunidades laborales y se encuentra en situación de inactividad.


Esta inactividad podría amortiguar el aumento de situaciones como la desocupación o el trabajo en condiciones de informalidad, y por lo tanto podrían observarse nuevos incrementos en estas estadísticas en la medida en que se flexibilicen las medidas de contención social y las personas necesiten salir a generar ingresos.


Por otra parte el documento dice que en la región aproximadamente un 40% del total del empleo se desarrolla en sectores económicos de alto riesgo frente a la crisis detonada por la pandemia, mientras que un 17% lo hace en sectores de riesgo medio-alto. “Alrededor del 60% de los ocupados en América Latina y el Caribe se encuentran expuestos a significativas pérdidas de empleo, de horas trabajadas y de ingresos laborales”.


Algunos de los sectores de actividad de alto riesgo como, por ejemplo, servicios de alojamiento o de comidas, o comercio, son mano de obra intensivos, especialmente de aquella con menores niveles de calificación.


En el otro extremo de la clasificación, una muy baja proporción de los trabajadores -inferior al 20%- están ocupados en actividades de bajo riesgo, siendo la administración pública y los servicios de educación y de salud las ramas de actividad más importantes cuantitativamente dentro de este segmento.


El documento de la OIT alerta que ante la enorme reducción de empleos y la pérdida masiva de ingresos laborales “el desafío para las políticas de respuesta a la crisis es mayúsculo, requiriendo que los gobiernos junto con los actores sociales del mundo del trabajo logren consensuar programas de respuesta efectivos”.


Actualidad Laboral / Con información de OIT