Brainstorming: la maravillosa búsqueda de ideas en grupo, donde las ideas deberían fluir y desborda la creatividad. Eso en la teoría, claro.

La realidad en la práctica es que mayoría de las sesiones de brainstorming son contraproducentes, salimos más confusos de lo que entramos, mosqueados por haber perdido el tiempo en una reunión inútil y sin las respuestas que buscábamos.

No obstante, precisamente en eso último está el problema: para hacer buen brainstorming no hay que buscar respuestas, sino preguntas. Este método invertido para hacer brainstorming lo propuesto Hal Gregersen, el CEO del centro de liderazgo del MIT.

Gregersen cree que es necesario hacer preguntas sobre el problema para que el brainstorming sea eficaz, ya que de esta manera todo el mundo participa y conjuntamente llega a un mejor entendimiento sobre el problema en sí. Dar respuestas simplemente consiste en las mismas personas dando las mismas soluciones una y otra vez, sin mirar más allá.

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El brainstorming provoca precisamente lo opuesto a la intención inicial: mata la creatividad y reduce la participación, mantiene el experto. Muchos integrantes tendrán miedo de proponer una respuesta estúpida, por lo tanto se guardarán las ideas. Hacer preguntas intimida mucho menos y puede abrir nuevos frentes que no se habían planteado hasta el momento.

El CEO explica en Lifehacker que hay 3 pasos para hacer brainstorming invertido. Primero deberás reunir a un pequeño grupo de personas y exponer el problema de manera general, para no limitar la propuesta de preguntas. Una vez expuesto el problema empieza el brainstorming: interesa hacer muchas preguntas y rápido, por lo que prima cantidad frente a calidad en este caso.

Tras la tormenta de preguntas empezarán a aparecer distintos caminos; escoge uno y empieza a resolverlo. Puede que las constantes preguntas hayan iluminado a alguno, después de la tormenta siempre sale el sol.

Actualidad Laboral / Con información de Ticbeat