Para un matrimonio que desde hace 4 meses vive en refugios en Alemania, la experiencia ha sido, si se quiere, un poco más difícil. Llegaron al país para escapar de las "amenazas reiteradas” que resultaron de las actividades políticas que hacían en Venezuela, explican a DW. Por esta razón, prefieren que sus identidades no sean reveladas.


Lo primero que destacan es el recibimiento que han tenido por parte del Gobierno alemán, el cual califican de "excelente”, señala ella con gran énfasis. "Como refugiada, doy gracias al Gobierno alemán por habernos acogido, por tener una habitación y camas muy limpias, por tener comida y baños limpios”, dice.


Sin embargo, resaltan lo complicado que puede ser el proceso de integración en los refugios, especialmente convivir con otras culturas. Las riñas ocasionales en los centros, por ejemplo, han sido un reto. "No hay sanciones” contra los responsables, lamenta ella, aunque señala que las autoridades de seguridad actúan oportunamente y la Policía interviene cuando la situación “se escapa de las manos”.


También revela que existen casos de acoso hacia las mujeres, "en general cuando están solas”, aunque concede que no ha sufrido ataques directamente, quizás porque, aclara, "siempre ando con mi esposo”. Del mismo modo, señala que en los refugios "las drogas son como agua”.


"No todos los que están entrando son buenos. Tienen que filtrar a la gente que viene para acá”, dice, a la vez que reconoce que los convenios europeos y los derechos humanos deben ser respetados. Aun así, recomienda al Gobierno alemán que lleve a cabo un mejor proceso de selección. "Alguien que pasa todo el día bebiendo alcohol no se va integrar”, asegura. Al respecto, resalta que hay muchos que quieren progresar y hacer buen uso de las oportunidades que les da Alemania, pero otros solo quieren vivir de la manutención del Estado. "Esta sociedad no va a estar bien en menos de 10 años, va a tener un cambio fuerte, y no para mejor”, dice. "Esto no es Alemania”, sentencia de forma tajante sobre el ambiente en los refugios.


Quieren trabajar


La pareja expresa en todo momento su deseo de quedarse en Alemania, fuera de los refugios. "Este es un país que te ofrece muchos beneficios en cuanto a estudios, trabajo, y eso me gusta, la seguridad primordialmente me tiene enamorada”, dice ella con tono animado, "con tranquilidad y paz puedes vivir”. Agradece, además, la ayuda financiera del Gobierno, pero confiesa que le gustaría tener una vida laboral activa: “Quiero ganarme mi dinero por mi propio esfuerzo”.


El hombre, por su parte, se declara "muy agradecido con el Gobierno alemán” por el recibimiento que han tenido. No obstante, coincide con su esposa en lo difícil que es convivir con comunidades diferentes en el refugio. "Nosotros los venezolanos tenemos un criterio de vida muy parecido al de los alemanes, de trabajar, producir y con el esfuerzo del trabajo generar riqueza, pero otros tienen la mentalidad de vivir del Gobierno y sacarle todo lo que le puedan sacar”, denuncia en conversación con DW.


Volver a Venezuela no es una opción


Por otro lado, él describe como "fuerte” presenciar las "agresiones físicas” entre grupos de diferentes nacionalidades en los refugios. "Vi como un hombre le clavó un cuchillo en la cabeza a otro”, cuenta. También relata que una vez una pareja le lanzó la bandeja de comida en la cara a un cocinero cuando este se rehusó a darles una porción más grande de alimento, "tuvieron que hacer toda la comida de nuevo porque le cayeron pedazos de vidrio adentro”.


Con gran pesadumbre, él manifiesta que vivían "con mucho miedo”. Un hombre que acostumbraba golpear a su esposa, a menudo tocaba las puertas de las habitaciones en la madrugada, presumiblemente bajo los efectos de las drogas, afirma, "buscando mujeres que estaban solas para meterse y abusar de ellas física o sexualmente”. Desde que el hombre tocó su puerta, dice que no se despegó de su familia: "Lo que viví ahí fue una experiencia desgarradora, una cosa es contarlo y otra vivirlo”.


Sin embargo, expresa, ven la experiencia como algo transitorio y esperan que pronto venga una recompensa. "Venimos a contribuir con el desarrollo de Alemania. Aquí hay abogados, doctores, enfermeras, agentes policiales, ingenieros”, sostiene.


La pareja aclara que las condiciones han mejorado considerablemente desde que llegaron a Alemania, pero desean salir del refugio. Mientras tanto, la expectativa de poder disfrutar de las oportunidades que les ofrece el país se mezcla con el deseo de regresar a Venezuela. “Tenemos siempre la esperanza de volver, de que el país va a cambiar. Ojalá los tiempos sean cortos para que esa dictadura termine”, dice ella con anhelo. Por lo pronto, volver no es una opción para ellos.


Actualidad Laboral / Con información de DW


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