23-03-2017
En Colombia, la mayoría de las personas que habitan una vivienda no son propietarias. La ocupan en arriendo, subarriendo o están terminando de pagarla, entre otras variables.

Así lo explica la Encuesta de Calidad de Vida (ECV) del 2016, la cual destaca que 57,2 por ciento está en esas condiciones, mientras que 42,8 por ciento sí se encuentra en el grupo de dueños de una casa o un apartamento.

Sin embargo, al comparar a propietarios y arrendatarios, algunos analistas consideran que el alquiler es una opción válida, que podría revaluar la idea que ha sido ‘caballito de batalla’ de constructores y hasta de las campañas políticas en el sentido de querer hacer de Colombia un país de propietarios.

Para María Clara Luque, presidenta de la Federación Colombiana de Lonjas de Propiedad Raíz (Fedelonjas), el arriendo es una buena opción que algunas veces precede la meta de portar el título de propietario, algo con antecedentes culturales que, de todas maneras, está cambiando.

Según la directiva, el arriendo es común en personas que inician una nueva vida, recién casados o estudiantes que se mueven con frecuencia entre ciudades. A este grupo hay que agregarle quienes necesitan destinar un capital más robusto para invertirlo en negocios que les pueden generar rentabilidad y, en consecuencia, no quieren atarse a una obligación.

Cuadrando presupuesto

Luque también señala que el alquiler es una posibilidad cuando el presupuesto de una familia es corto al momento de iniciar una nueva vida. “Permite equilibrar los gastos que implica tener un inmueble propio (es decir, el pago de impuestos y la valorización, entre otros), que significan una disminución en el flujo de caja”.

Sin embargo, otro fenómeno que toma fuerza y que revaluaría de tajo la tendencia cultural de ser propietarios tiene que ver con una nueva generación: los 'millennials', que al estar en constante movimiento y no tener un arraigo en varios aspectos de su vida, entre ellos, el de los negocios inmobiliarios, prefieren gastar en viajes y otros asuntos que en una propiedad.

El gerente de la inmobiliaria Avacol, Manuel Alfonso Carrillo, está en sintonía con esa situación y coincide en que vivir en alquiler tiene como ventaja que las personas no deben gastar una gran cantidad de dinero en comprar un inmueble que implícitamente genera unos gastos. “Entonces, prefieren invertir ese dinero en un emprendimiento o en otra necesidad. Así lo hemos detectado”.

El directivo asegura que, precisamente, eso se ve bastante en la gente joven, que actualmente no tiene los compromisos de inversión a largo plazo que “resultan agobiantes para las familias (es decir, créditos hipotecarios y otros gastos)”.

Con este panorama han surgido diferentes iniciativas, entre estas, el Arrendamiento con Opción de Compra (AOC), que revivió recientemente la Asobancaria y que –según gremios y analistas– debería dar paso a una política pública de vivienda en alquiler.

Aunque el 'leasing' habitacional ha impulsado la inversión, sobre todo entre los estratos medio y alto, con el AOC la idea es llegar a las familias que el sistema financiero no atiende todavía, especialmente que buscan vivienda social y de interés prioritario, nueva o usada.

Además de integrar las dos figuras (el arriendo y la posterior adquisición), la iniciativa va más allá, pues busca que “el pago periódico de los cánones de alquiler se use como fuente de información sobre los hábitos de los hogares, de manera que permita saber cuál es su capacidad de pago y, de esa forma, el sistema financiero pueda otorgarles crédito de largo plazo para la compra”.

Actualidad Laboral / Con información de El Tiempo