Perspectivas
Aislados y desolados


Así se encuentran los venezolanos en estos momentos. Aislados, porque lo que sucedió en ocasión de la conmemoración del 5 de Julio literalmente no tiene parangón: que el Presidente de la República, por primera vez en la historia patria se haya negado a asistir al acto cívico más importante del año en la Asamblea Nacional, máxima representación de los ciudadanos, y ampliamente legitimada por unas elecciones celebradas hace escasos 6 meses, y que a esa ausencia se haya añadido el abuso de autoridad de encadenar los medios audiovisuales para transmitir un desfile, adelantado a propósito, para impedir que se transmitiera el acto cívico, indica el nivel de aislamiento que existe entre dos visiones, al parecer irreconciliables de lo que debe ser el devenir político de la nación.

El aislamiento político que resulta de esas dos visiones, tiene inevitables consecuencias económicas profundas que hacen que por demás el país se encuentre desolado. La desolación se palpa por doquier: en los desolados salones de inmigración de Maiquetía, donde todavía llega uno que otro vuelo de destinos cercanos ya que la mayoría de las líneas que antes conectaban con Europa y Norte y Sur América han suspendido sus operaciones; en los restaurantes de donde la gente, y los mismos mesoneros, parten raudos al caer la noche, no vaya a ser que se conviertan en estadística de la página de sucesos; en los hoteles cuya ocupación no llega a un tercio cuando antes por esta época andaba por 80%; y en los automercados que, o bien colapsan ante un tumulto de gente ante la remota posibilidad de que lleguen productos de primera necesidad, o se encuentran desiertos porque esos productos de primera necesidad han migrado a los canales informales en virtud de un sistema demencial de distribución llamado CLAPs que fracasó al nacer.

Lo más grave es que no se visualiza que en algún momento futuro quienes controlan las variables políticas y económicas tomen medidas correctas, o que por lo menos admitan lo que está sucediendo y reconozcan su responsabilidad. Al parecer piensan que un país donde no se publican cifras oficiales de absolutamente nada, puede vivir a espaldas de la realidad con una dieta de edulcoradas cuñas y declaraciones oficiales dibujando un país idílico inexistente. Ya ha pasado un semestre y ningunas de las medidas anunciadas a principios de año, de manera ya de por si tardía, en materia monetaria se han materializado. Ante un cuadro semejante requiere un gran esfuerzo de fe ser optimista.

Aurelio F. Concheso / Ingeniero

www.laotraviarcr.blogspot.com

@aconcheso