Cuando en febrero por fin se anunciaron las tardías medidas de ajuste, señalamos que eran típicas de un ajuste heterodoxo que se auto condena al fracaso por no colocarse delante de la curva quebrando así las expectativas inflacionarias. Hoy, a 90 días de su desarrollo habría que añadir que el ajuste está tomando visos de esquizofrenia. Esta observación se deriva de que en algunas cosas como el aumento de gasolina y sincerar los precios de productos básicos a nivel de productor, se sigue actuando en el marco de la pura heterodoxia, en otros aspectos se están tomando medidas propias de un ajuste severo, sin explícitamente anunciarlo.

La información más confiable a la que uno tiene acceso -la tasa de cambio del fluctuante Simadi/Dicom- así lo indica. Arrancando ya de por sí a un nivel de Bs 200 por $, cuatro veces mayor que el Simadi anterior, el BCV ha venido deslizando la paridad aceleradamente, llegando a Bs 513 este viernes, un ritmo de 156% en 90 días. En los últimos días el ritmo se ha venido acelerando aún más, llegando a 15% esta semana, lo que indica que, de seguir así, a finales de junio ya estará en Bs 900, a pata de mingo del cambio libre, que a su vez se mantiene estable por los lados de Bs 1000.

Claro que alguien dirá, y no le faltaría razón, que esa paridad es ficticia porque la impone con opacidad el BCV, y anuncia, sin que haya registros que lo confirmen, que solamente se transa por ahí el 7% de lo que venden Pdvsa y el BCV. Pero ¿será eso cierto? ¿no será que están esperando un precio del $ que solo ellos saben para darle luz verde a PDVSA y sus socios a vender libremente en ese mercado? De ser así varias cosas pueden suceder: primero, tanto el fisco como Pdvsa alivian sustancialmente su situación de caja, segundo si se combina con aumentos de los bienes de consumo para operar a la nueva paridad, el abastecimiento podría empezar a re aparecer.

Claro que todo esto implica un costo político enorme. El salario mínimo actual a tasa Simadi/Dicom no llega a $ 50 mensuales y no hay que ser pitoniso para prever que la contracción de la demanda es brutal. Y el tiempo dirá por cual lado de la esquizofrenia optan las distintas corrientes que controlan el poder: heterodoxia con hiperinflación o ajuste severo sin anestesia sobre las espaldas del ciudadano común. La otra alternativa; un acuerdo político y social nacional que restablezca el Estado de Derecho, y permita que la inversión fluya propiciando el crecimiento económico no parece ser una de sus opciones.

Por Aurelio Concheso / Ingeniero

@aconcheso