Cansados de la incertidumbre y de las decisiones unilaterales y autoritarias del Gobierno venezolano, el alcalde y algunos líderes gremiales de Cúcuta, principal ciudad colombiana fronteriza con ese país, le pidieron al Gobierno colombiano adoptar la medida de mantener la frontera con Venezuela cerrada hasta tanto no existan políticas claras para una reapertura organizada y con reglas claras.
“Es mejor dejarla cerrada por el tiempo que sea: 3, 6 o 10 meses, pero que cuando se abra sea de manera organizada y todos sepamos las reglas”, afirma a Portafolio César Rojas, primera autoridad civil de esa ciudad.
El funcionario asegura que “no vale la pena tener una frontera abierta” cuando no es dinámica en ambos sentidos y que se pueda comerciar de manera legal, pues en la actualidad solo funciona de Colombia hacia Venezuela y de manera parcial.
El funcionario asegura que es preocupante la arbitrariedad con que el Gobierno venezolano tomó la decisión de cerrar la frontera de un momento a otro, como ocurrió en este caso, dejando a los comerciantes cucuteños con billetes de cien bolívares acumulados, cuando este pierde todo su valor la semana entrante.
“Los comerciantes cucuteños recibieron los bolívares de buena fe a la gente que viene de allá a comprar comida y ahora tienen que asumir las pérdidas”, agrega.
Rojas destaca que ninguna autoridad civil o militar en la ciudad o región ha detectado que se acumulen bolívares en bodegas ni que se transporten a otros países, como alega Maduro, por lo que no entiende la mala imagen que le quiere dar el mandatario venezolano a la ciudad.
Esta aseveración es confirmada por el general Gustavo Moreno, comandante de la Región de Policía Número cinco, quien puntualiza que hasta el momento no han hallado bodegas con billetes venezolanos, como lo asegura el presidente venezolano.
Andrés Hoyos, presidente del Comité de Ganaderos de Norte de Santander (Coganor), asegura que si las condiciones de la frontera van a ser las mismas desde su reapertura en agosto, es mejor que permanezca cerrada, pues su gremio se ha visto seriamente afectado con la carne de contrabando desde Venezuela, ya que constituye el 90 por ciento de ese alimento que se consume en la capital de Norte de Santander.
“Pero que se cierre de verdad, no solo los puentes sino las trochas, por donde pasa el contrabando”, recalca el líder gremial.
María Eugenia Martínez, directora de la Asociación de Estaciones de Servicio de Norte de Santander (Asesnort), considera que la frontera debe mantenerse cerrada para ponerle orden. “Para nosotros es beneficioso que esté cerrada porque las ventas de gasolina en las estaciones de servicio bajaron de 13 millones de galones mensuales a 7,5. Esa diferencia es la gasolina que entra de contrabando”, agrega la dirigente gremial.
Un dirigente gremial, que pidió no ser identificado, opina que actualmente la frontera es un desorden porque pasa contrabando de lado y lado y no hay seguridad. “Y mantenerla parcialmente abierta es un error y es ser complaciente con el gobierno venezolano”, agrega.
Y aunque algunos dirigentes gremiales no quieren que permanezca cerrada si solicitan que se le ponga orden.
Es el caso de Asocambios, el gremio que reúne a los profesionales del cambio de divisas, su presidente Juan Fernando González sostiene que debe permanecer abierta pero con condiciones claras y mecanismos serios para intentar estabilizar el valor de la moneda venezolana, “lo que no queremos es la incertidumbre de que se cierra o se abre unilateralmente”.
El presidente de la Cámara de Comercio de Cúcuta, Carlos Luna, opina que la frontera debe estar abierta porque cerrada “todos pierden”, pero organizada y no como estaba funcionando ni antes del cierre ni después de la reapertura. Considera que los gobiernos de los dos países deben sentarse a dialogar principalmente sobre el tema cambiario y el contrabando de combustible.
Actualidad Laboral / Con información de Portafolio