Una grave caída con su bicicleta cambió bruscamente la vida de Heiko Meyer. Los médicos le diagnosticaron una fractura en el cuello cuando lo subieron a la ambulancia. Eso fue en 2014. Tras la rehabilitación, pudo volver a andar y a montar en bicicleta. Pero su mano derecha a veces no hace lo que debe. Y Heiko Meyer tampoco se libra ya del vértigo.
Por eso tuvo que decir adiós a su trabajo de deshollinador, y también a aprender algo nuevo a los 40 años. Desde hace cuatro años trabaja en el laboratorio de un proveedor de vehículos. Hace la mayor parte de su trabajo en el ordenador: los síntomas de su mano derecha son menos perceptibles y su columna vertebral lesionada no sufre. "Fue la elección profesional correcta", afirma.
Alto desempleo a pesar de la escasez de trabajadores calificados
Un total de seis empleados de su empresa cuentan con un carné de discapacitado grave. Esto significa que la mediana empresa familiar no llega a cubrir del todo la cuota obligatoria del cinco por ciento. De hecho, esto se aplica al 60 por ciento de las cerca de 173.000 empresas alemanas afectadas por ese requisito. Una cuarta parte no emplea ni a una sola persona con discapacidad mental o física, según el Barómetro de la Inclusión 2022 de la organización de ayuda a los discapacitados "Aktion Mensch". Prefieren pagar la totalidad de la tasa compensatoria, y desperdician mucho potencial a pesar de la escasez de trabajadores calificados.
La nueva ley de inclusión, que entrará en vigor en 2024, impondrá, por tanto, mayores obligaciones a los empresarios: comprar su salida será el doble de caro.
Los empresarios que contratan a personas con discapacidad han tenido en su mayoría experiencias positivas, según el Barómetro de la Inclusión: el 80 por ciento afirma no percibir diferencias en el rendimiento. Las buenas experiencias suelen abrir la puerta a más candidatos con alguna discapacidad: por ejemplo, la empresa de software SAP puso en marcha la iniciativa Autism at Work después de que cinco informáticos diagnosticados como autistas resultaran ser un hallazgo afortunado en una de las sedes de la empresa de software, en la India.
Construir sin barreras por precaución
Las personas con deficiencias tienen derecho a cinco días más de vacaciones, y la tasa de enfermedad también es algo mayor. Algunos solo pueden manejar las máquinas sentados, otros no soportarían un tono rudo, o un cambio constante de tareas. También es necesario que haya una persona de contacto en la empresa que se ocupe específicamente de sus necesidades. Pero el Departamento de Inclusión no es una isla, ni el final del asunto. Los que son buenos pueden seguir formándose y pasar a otros departamentos. En su tiempo libre, comparten el coche, por ejemplo, y los aficionados al fútbol van juntos al estadio.
La buena noticia del Barómetro de la Inclusión es que en las pequeñas empresas trabajan un 33 por ciento más de personas con discapacidad que en 2015, a pesar de que más del 40 por ciento de las pequeñas y medianas empresas (pymes) no conocen las ayudas estatales. Las nuevas ventanillas únicas para empresarios deben poner en contacto en el futuro a las empresas y a los candidatos adecuados, y dar a conocer los servicios de asesoramiento y apoyo. Lo ideal sería que las empresas tomaran cuanto antes medidas preventivas para garantizar la accesibilidad en los nuevos edificios y reconversiones o en el hardware y el software, recomienda "Aktion Mensch". Eso beneficiaría al conjunto de los trabajadores que envejecen. Después de todo, solo el tres por ciento de todas las discapacidades son congénitas, y solo unas pocas son consecuencia de accidentes. La mayoría de las personas las padecen a lo largo de su vida laboral porque comienzan a sufrir de una enfermedad o porque las que ya sufren se agravan.
Actualidad Laboral / Con información de DW