Ya en los años 70 habrían sido develadas algunas de las fallas fundamentales de la administración universitaria en Venezuela. En el interior del país mi padre, el Ingeniero Liberio Campos, quien para ese entonces se desempeñaba como Profesor Ordinario y Director de la Escuela de Geología y Minas del Núcleo Bolívar de la Universidad de Oriente, habría planteado las bases sobre las cuales consideraba debía asentarse ¨una administración eficaz, ágil y flexible de los recursos¨ de una universidad. Dada la vigencia de los planteamientos formulados por mi padre en diversos documentos, considero preciso retomar sus ideas en torno a lo que él consideraba como ¨la universidad necesaria¨.
La universidad necesaria debe ser humanista, reconociendo que cada individuo que la integra posee valores permanentes y firmes inmanentes a la dignidad humana. Por lo tanto, en su seno se debe reconocer, respetar y promover la libertad, la armonía y la justicia. No se puede pretender construir una universidad desarrollada y para el desarrollo, sin antes resolver los problemas humanos existentes en el seno de la institución.
La universidad necesaria debe ser finalista. El principal problema de la universidad ha sido la falta de proposición de metas o la proposición de metas limitadas. Hasta el presente, no ha habido un dirigente o un equipo de hombres capaces de proponer a la comunidad universitaria un programa de expansión a desarrollar y unos fines que conseguir. Las consecuencias graves de esa falta de definición se reflejan en la desarticulación de las escuelas, en el crecimiento desordenado de la institución, en las condiciones y limitaciones de la planta física, en la aplicación de sistemas y procedimientos administrativos obsoletos y en la poca proyección de la institución a la comunidad. Es necesaria una definición de metas y objetivos concretos en los cuales participen los diversos sectores de la vida universitaria para ser ejecutados por las diferentes unidades administrativas de la institución.
La universidad necesaria debe ser participativa. Concebimos una universidad de todos, una universidad donde la participación se realza dentro de la estructura organizativa en todos los sentidos y en todas las direcciones. Consideramos que debe transformarse la estructura piramidal, autocritica en su concepción, por una estructura circular, participativa donde los procesos de toma de decisiones, planificación, motivación, desarrollo y control provoquen una actitud cooperativa y de identificación real de los individuos con la institución. La existencia de diversos grupos de opinión es necesaria para la institución, pero estos deben abandonar los esquemas dogmaticos que eliminan toda posibilidad de colaboración con el oponente en la realización de objetivos y tareas comunes.
La universidad necesaria debe ser eficiente. La universidad tiene un deber imprescindible de orden técnico, el de resolver su paradoja institucional. La universidad forma administradores y es mal administrada; la universidad forma economistas y emplea mal los recursos; la universidad forma ingenieros y su planta física, dotaciones, servicios y mantenimiento dejan mucho que desear; la universidad forma educadores y la mayoría de sus programas académicos no definen objetivos, metodologías, sistemas de evaluación, , utilización de recursos tecnológicos, ni relaciones claras entre las distintas unidades departamentales; la universidad forma planificadores y en la mayoría de los casos no existe correlación entre proyectos, presupuestos, alcances académicos y eficiencia en el uso de los recursos. Estas y muchas otras paradojas empiezan a desaparecer cuando el mérito administrativo y el crédito de los directivos universitarios no solo descansan sobre la legalidad y honestidad de la ejecución del presupuesto y de las cosas realizadas, sino también sobre los criterios de productividad y eficiencia en función de los objetivos logrados.
Sobre las bases de una universidad con una estructura humanista, finalista, pluralista, participativa y eficiente deben ser planteadas las reformas estructurales y funcionales requeridas para la consolidación de la universidad necesaria que Venezuela reclama.
Teodoro Campos/Doctor en Desarrollo de RRHH (GWU).
@teodorocampos