Llega la temporada de lluvias y con ella Caracas empieza a sufrir las graves anegaciones que se producen por la falta de mantenimiento de los drenajes, llenos de hojas secas que nadie nunca retira y basura que encuentra ahí el último destino, luego de estar horas regada en las aceras de la ciudad, mientras es revisada por personas que buscan algo que les sea útil en esas bolsas.
El drama del mantenimiento de Caracas forma parte del olvido y la negligencia en la gestión. No hay políticas públicas que nazcan de la estrategia, la planificación y operativización de las acciones, para que le den coherencia y continuidad a ya no digamos un plan de nueva infraestructura necesaria para la ciudad, sino a reparar y mantener lo que ya existe.
Este tiempo de pandemia, con su consecuente confinamiento, aunque sin duda redujo la movilidad de todos, para mi significó buscar espacios en los cuales hacer ejercicio, cerca de mi residencia. Caminar prácticamente a diario por algunas de las vías principales de Caracas, especialmente en el municipio Libertador, si bien ha sido un alivio para el cuerpo y la mente por lo que el ejercicio significa, también me ha producido una profunda tristeza por el tremendo deterioro de estas área.
El descuido con el que se trata a la capital, hace pensar cómo serán las cosas en las regiones, muchas de ellas asfixiadas por la falta de presupuesto y en la mayoría de los casos, presas de la politiquería y el populismo para los que algo de maquillaje es suficiente para que las autoridades se den por satisfechas.
La precariedad de los servicios públicos son la mayor prueba de los inexistentes planes en recuperación y mantenimiento de la infraestructura del país. No hay inversión, no hay estrategia… nada. Desde 1999 los planes de este país son las improvisadas cadenas de sus gobernantes en las que escuchamos nombres larguísimos y épicos para pintar paredes. Solo ver que las personas a cargo de limpiar las calles tienen sus morrales colgados a la espalda y barren con escobas iguales las de nuestras casas, nos da una idea de lo que podemos esperar.
Las imágenes que acompañan este texto, fueron hechas por mi en las Avenidas Bolívar y Boyacá (Cota Mil) y en el parque Los Caobos durante el mes de abril, juzguen ustedes mismos.
Noemí Cendón / Periodista Actualidad Laboral
@serena1105