Los acontecimientos que han sacudido al mundo en los últimos tiempos parecen haber modificado para siempre el esquema de valores de la sociedad y la relación de las personas con sus trabajos. La percepción de fragilidad, inestabilidad e incertidumbre ha acelerado cambios importantes en las expectativas del empleado, especialmente en el talento más joven.


Tantos cambios descolocan a las empresas y sus líderes, que a menudo encuentran dificultades para empatizar con sus personas y manejar sus códigos y claves interpretativas. El fenómeno conocido como “la Gran Renuncia” ha contribuido a tomar consciencia de la necesidad de reorientar la propuesta de valor de las empresas para atraer y retener talento.


Esto está provocando que empresas y directivos se aferren cada vez más al propósito como referencia de liderazgo. El propósito acude como faro para proporcionar rumbo a conciencias y estrategias empresariales en un momento donde nada parece durar para siempre.


Así, cada vez más compañías ponen el propósito en primera línea y empujan a sus personas a reflexionar, autoevaluarse y descubrir sus propios propósitos; y lo que es más importante, alinearlos con el propósito de la organización.


Expertos de BTS, firma especializada en generar impacto en el lado humano de las organizaciones, reúnen cinco cambios irreversibles de paradigma en el momento actual que deben guiar a las empresas y a sus personas hacia un nuevo modelo de liderazgo con propósito.


De las habilidades efímeras a los valores inmutables


Uno de los principios que empresas y líderes están asumiendo es el carácter cada vez más efímero de los conocimientos y habilidades que necesitan. La velocidad a la que evoluciona la tecnología supera a la capacidad de aprendizaje, por lo que los conocimientos caducan cada vez más rápido y su valor es relativo y temporal.


Ante esto, los líderes con propósito se guían a sí mismos y a su equipo para hacer aflorar valores, actitudes y comportamientos mucho más estables e inmutables, que funcionan como principios de conducta para afrontar el desafío de la inestabilidad. Por ejemplo, el principio de superación conducirá a los líderes a una actitud abierta al aprendizaje continuo como clave de comportamiento.


De la soledad del líder “superior”, al líder conectado


Precisamente por la velocidad a la que evoluciona la demanda de conocimiento, los líderes actuales tienen dificultades para sostener su autoridad como expertos y conocedores de todas las disciplinas.


El liderazgo con propósito pretende construir la autoridad del líder no tanto según su nivel conocimiento sino de acuerdo con su capacidad de conectar de manera profunda y real con su equipo. “El líder con propósito no persigue siempre dictar qué y cómo debe hacerse, sino activar palancas que motivan a los empleados y ayudarles desde un papel de colaborador. Así, el líder con propósito tiende a romper modelos jerárquicos para acompañar en procesos de aprendizaje en lugar de impartir lecciones.”, explica Ignacio Mazo, responsable del área de Liderazgo y Coaching del Sur de Europa y Latinoamérica.


De la batalla por el talento a la elección del talento adecuado


Como consecuencia de todo lo anterior, el líder con propósito es más intuitivo, está más interesado en el lado humano, y es más consciente de los valores que guían y motivan a las personas.


Si bien tradicionalmente primaban los conocimientos técnicos o las habilidades estrictamente profesionales, este cambio de mentalidad proporciona una nueva dimensión a los procesos de selección y criterios de evaluación del rendimiento. No siempre el foco es lo que la persona conoce, sino su capacidad de resolución de problemas, su actitud ante la incertidumbre, o su alineamiento con el propósito de la compañía.


Según afirma Ignacio Mazo, “un liderazgo sustentado en un propósito es capaz de generar más compromiso con el empleado. Si el propósito de la organización está alineado con el equipo, se construye una relación más duradera y productiva, ya que el proyecto resulta más enriquecedor y motivador”.


Del enfoque a corto plazo al enfoque de perspectiva


La irrupción constante de elementos imprevisibles en los proyectos y planes a largo plazo conduce inevitablemente a los líderes a esquemas de pensamiento más orientados al corto plazo, ya que de otro modo, deben reorientarse y reconstruirse constantemente.


El liderazgo con propósito pretende dotar de perspectiva y rumbo incluso a la planificación cortoplacista, persiguiendo un objetivo que, aunque no siempre es alcanzable materialmente, supone una guía aspiracional y motivacional.


“La frustración que puede generar en los equipos el hecho de replantear un proyecto constantemente se atenúa cuando hay un propósito, ya que proporciona un marco más elevado, estable, y amplio; y por ello más receptivo y abierto a oportunidades y cambios”, apunta Mazo.


De la reactividad a la resiliencia


Los líderes con propósito son más resilientes ya que generalmente están más capacitados para desbloquear momentos de indecisión, aportando claridad interna en circunstancias con poca claridad externa.


Este tipo de liderazgo se siente más cómodo en la incertidumbre porque permanece fiel a sus valores constantes. “Esto le permite enfocar los problemas en clave de oportunidad, elevarse y actuar positivamente frente a las reacciones típicas de nuestro cerebro reptiliano: huir, luchar o paralizarse”, Argumenta el responsable de Liderazgo y Coaching de BTS.


Actualidad Laboral / Con información de Equipos y Talento