Este momento del año es la época perfecta para renovar nuestros propósitos y metas, es un periodo en el que muchos se replantean cambiar de trabajo o de posición. Pero en un escenario en el que los algoritmos se cuelan en los procesos de selección y en un contexto en el que se espera que 1.200 millones de personas se vean afectadas por la adopción de nuevas tecnologías e inteligencia artificial en diez años, la formación se posiciona como una llave imprescindible para combatir estos efectos.


Pero lo que cambiará la automatización será más bien la naturaleza del trabajo, en vez del reemplazo de los trabajadores. El futuro del trabajo verá un cambio en la demanda de puestos de apoyo en oficinas, operadores de máquinas y profesiones similares, y la demanda se reenfocará hacia los profesionales de la tecnología, como los ingenieros informáticos y los especialistas en tecnologías de la información y la comunicación (TIC).


A pesar de la creciente consciencia sobre este hecho, la mayoría de los líderes empresariales no están preparando adecuadamente a sus empleados para adquirir las habilidades necesarias. Mientras que el 45% de los líderes empresariales comunican las iniciativas de automatización, sólo el 15% habla de sus esfuerzos para invertir en desarrollar iniciativas de mejora de las competencias de sus empleados.


Ante esta situación, ¿cómo garantizar la empleabilidad y la estabilidad laboral a largo plazo? A continuación, las cuatro claves que facilitan una transición paulatina hacia el futuro del mercado laboral:


Aprendizaje ‘upskilling’ y ‘reeskilling’. Se estima que en un periodo de tres años un trabajador pierda entre el 30% y el 40% de su cualificación profesional. Por ello, el ‘reskilling’ y ‘upskilling’ forman una parte fundamental en las estrategias de formación en las empresas, pues permiten capacitar a un empleado para otro puesto o funciones a través de la dotación de nuevas (o actualizadas) habilidades y competencias. Tanto el ‘reskilling’ como el ‘upskilling’ deben permanecer presentes a lo largo de toda la carrera de un empleado, en cualquier puesto de trabajo.


Desarrollo de las habilidades de poder o ‘power skills’. A pesar de los avances tecnológicos y la digitalización, se continuará necesitando de la creatividad humana y de habilidades como la comunicación y el liderazgo, que se posicionan como auténticos valores diferenciales en los procesos de selección. De hecho, hasta nueve de cada 10 CEOs ponen en el mismo rango de importancia a las habilidades de poder y a las habilidades tecnológicas.


Modalidad de trabajo flexible y digitalizado. Para 2025, se estima que el 70% de la fuerza laboral trabaje en remoto al menos cinco días al mes. Entre los beneficios que descubren las personas que teletrabajan en la actualidad, se encuentra la conciliación con la vida personal y la elevada productividad. Y para las empresas, supone una gran reducción en costes, por lo que será imprescindible saber navegar y trabajar en un entorno laboral en remoto si queremos garantizar nuestra evolución en el mercado laboral.


Permanecer abierto a los cambios. Aunque tratemos de permanecer en un trabajo para el resto de nuestra carrera laboral, no debemos olvidar otras potenciales salidas y observar cómo se está desarrollando nuestra especialización. El empleo en España en 2030 se prevé que 1,6 millones de trabajadores afrontarán el reto de cambiar de profesión y se estima que 5 millones de empleos se automaticen.


En definitiva, la formación continua se posiciona como herramienta fundamental para destacar en nuestro futuro profesional. Nos ayuda a ser más competitivos y a satisfacer las necesidades evolutivas que demandan las empresas (o a emprender) en la actualidad. Y este factor es lo que va a ayudar a garantizar, por encima de cualquier título o categoría profesional, gran parte de nuestra satisfacción laboral y nuestra empleabilidad a largo plazo.


Actualidad Laboral / Con información de RRHH / Nagi Pérez