En la primera parte de este
artículo hablamos del entorno económico que le tocará enfrentar al especialista en compensación este año. En esta oportunidad les presentamos las 3 opciones generales que en materia de política económica podrían tener los tomadores de decisión:
A) Unificación del tipo de cambio (Probabilidad 0,20/20%):
En este escenario, el gobierno nacional decide atacar y solucionar la raíz de los problemas económicos, al menos los de mayor distorsión. En general, tal decisión implicaría unificar el tipo de cambio, lo cual debe hacerse bajo una correcta metodología. En términos gruesos eso implica pagar las deudas contraídas (aproximadamente US $ 17.500 millones de dólares) de convenios cambiarios anteriores previos a la libre flotación del tipo de cambio. También significa controlar el impacto inflacionario del movimiento del tipo de cambio de 6,30 Bs/$ a digamos 70-90 Bs/$, mediante una eficiente política de subsidios que mitigue el impacto inflacionario de corto plazo. Asimismo, incluye vigilar y prever los efectos que sobre el sistema financiero tendría una medida como esta. Lo anterior, sin duda alguna, permitiría el libre acceso a las divisas y el desmontaje de los controles relacionados al tipo de cambio. La producción se restablecería gradualmente y si bien habría un impacto inflacionario y recesivo de corto plazo, éste disminuiría progresivamente.
Sin embargo, existen al menos dos razones para asignarle una baja probabilidad a esta opción: En primer lugar no se dispone de los US $ 17.500 millones de dólares para cancelar las deudas pasadas, o al menos no parece existir la voluntad de “pedir prestado para sanear la casa”. Segundo, el tipo de cambio único eliminaría los incentivos perversos derivados de los controles de cambio y el diferencial de 6,30 Bs/$ vs. 250 Bs/$ que genera una rentabilidad inusual para los “beneficiarios” con acceso a este tipo de cambio.
B) Mantenimiento del statu quo (Probabilidad 0,50/50%) :
En este escenario el gobierno nacional trata de “estirar” las pocas divisas disponibles y estas se asignan para alimentar a la población, aunque no totalmente (las importaciones de alimentos de 2014 superan las divisas disponibles de 2015). De ser este el caso, la escasez aumentaría significativamente a medida que las divisas se acaban, y se toman ganancias de corto plazo (el oro de las reservas cae dentro de este escenario), pero no se toca el punto sensible que son los diferenciales del tipo de cambio. El resultado es una inflación cada vez mayor en la medida en que las divisas no alcanzan, y parte de los alimentos y bienes de primera necesidad se direccionarían por el tipo de cambio libre. La inflación afecta el consumo y con ello el impacto recesivo de la economía. A mediados de año el efecto de la insuficiencia de divisas se haría notar y con ello niveles históricos de escasez. Una vez pagada la otra parte de la deuda (octubre) el tipo de cambio se devaluaría adicionalmente a lo ocurrido desde enero (probablemente 80% más del valor actual). Al final del año tendríamos una inflación entre 150%-200% con una recesión de más de 7 puntos del PIB.
C) Del bolívar fuerte al Bolívar convertible (Probabilidad 0,30/30%)
Un tercer escenario se podría presentar en el segundo semestre. En este se asume que el gobierno comienza con el escenario B (actual) pero no logra culminar el año con divisas. Para poder tocar las reservas y alimentar a la población decreta una parte de la moneda como no convertible en divisas (bolívar no convertible o similar) y otra parte convertible (bolívar convertible o similar) cambiado cada bolívar uno a uno con el dólar americano. Lo anterior implicaría que parte de la moneda emitida por el BCV no sería canjeable por divisas directamente, sino que previamente deberían cambiarse por bolívares convertibles para luego canjear por divisas. Sin embargo, debido a las restricciones en la entrada de divisas existirían poco bolívares convertibles. En este escenario el país quedaría con menos reservas internacionales y con una parte de la moneda sin respaldo. El resultado: aunque alimentaría a la población, la inflación se incrementaría más allá tres dígitos y provocaría una gran recesión mayor a los 10 puntos en los siguientes 12 meses.
Del análisis de los tres escenarios es claro que cualquiera que sea el camino que se tome el 2015 será similar al 2014 en términos de estructura, es decir: inflacionario y recesivo. Tanto si se ajusta la economía como si no se ajusta, este será el resultado. La diferencia radica en si la inflación será alta o muy alta, o si mostrará tendencia a reducir como en el escenario A, o si llevará a una hiperinflación como la del escenario C; también si la escasez de bienes de primera necesidad aumenta o disminuye.
Los profesionales en compensación deberán prepararse para esto y además tendrán que lidiar con al menos otras dos variables en contra, adicionales a la inflación y la recesión: problemas con la retención de talento y una legislación laboral restrictiva. Veremos entonces qué líneas de acción pueden establecerse para este año.
Federico López
@ThomasMoreMC