Una de las cosas que verdaderamente impresiona estos días es la pérdida de la capacidad de asombro. Sin embargo, me sorprende lo difícil que me resulta mantener este espacio pues hay tanto sobre lo que escribir pero a la vez tan poco que decir. También me desconcierta nuestra capacidad para convencernos de una normalidad que no existe.
Por ejemplo, creemos normal un dólar barato sostenido por un gobierno que lo maneja a discreción. Creemos normal cualquier “dakazo”, eso es lo justo porque todos los comerciantes son especuladores. Creemos que se nos va a olvidar la realidad con ir a escuchar a dos cantantes de reggaetón a un precio dolarizado (pagados con tarjeta de crédito) o ir a un concierto por cincuenta bolívares de un artista que vale al fisco 70 dólares por persona. Capaz se nos olvida la realidad con cerveza, pero todos saben que siempre habrá resaca.
Como en estos tiempos que corren es justo y necesario olvidar la realidad, quizá la medida económica de mayor impacto social en el último mes (en lugar de ser el incremento del salario mínimo y de los tickets de alimentos) es el aumento en impuestos al tabaco y bebidas alcohólicas. Lo cierto es que realmente pocas cosas importan tanto como el impuesto a las especies alcohólicas, que trágicamente se anunció en víspera de las navidades pero que para fortuna de muchos se postergó hasta enero.
En esta normalidad no importa tramitar el pasaporte (documento de identidad igual a la cédula) a 71% más o que los niños y la tercera edad hayan dejado de estar exonerados de este trámite. Tampoco importa que hayan incrementado la base del impuesto sobre la renta y que esta modificación sea retroactiva (podría aplicar a este año fiscal).
Usted querido amigo, si tiene la fortuna de ganar salario mínimo y le aumentaron este año 3 veces ese salario (64,50%), seguramente habría logrado ganarle una a la inflación con este aumento a no ser porque ahora el whiskey, el vodka o el ron van a costarle un ojo de la cara. Lo bueno es que la birra nadie la toca, eso no es alcohol, en sentido estricto.
Es completamente injusto tener que pagar más impuestos como consecuencia de la indisciplina fiscal, pero también es de pensar que si algo había que pechar, era preferible el vicio antes que la comida. En todo caso, quien trabaja tiene derecho al vicio que le plazca siempre que no lo perjudique a él ni a terceros. Pero la comida, si se consigue, no incrementa su precio a la par de la inflación.
Mientras tanto en el salón de la justicia, los ministros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidieron mantener la producción en 30 millones de barriles diarios y renunciaron a reducir la oferta para frenar la caída de los precios. ¿Cuánto petróleo produce Venezuela? No conseguí cifras oficiales.
En el mundo de la normalidad en que vivimos, vemos como la prensa anuncia por un lado la propuesta criolla de recorte en la producción (para tristeza de todos nosotros desechada) pero por otro que Venezuela compraría crudo a Rusia. Vemos también que nuestros petroleros anuncian medidas y huelgas pues reclaman el cumplimiento de un Contrato Colectivo, lo cual indudablemente podría perjudicar la producción de esa cantidad de barriles diarios que no se conoce.
Podemos no comprender lo que pasa, pero estamos obligados a entenderlo. 2015, que asoma sus narices, es un año complicado. Si somos trabajadores debemos cuidar nuestro empleo; la inamovilidad no es freno para que una empresa quiebre y quebrar no es un delito, es simplemente una situación de hecho (mas pasivos que activos y ya). Si somos empresarios, debemos fomentar la eficiencia y el ahorro en nuestros trabajadores, la visión a largo plazo pero por sobre todo debemos enseñarles qué tan sostenible es nuestro negocio con la realidad actual para que aprendan a cuidar su trabajo.
Alguna vez aprendí en una charla de entorno económico que mientras todos pensamos que el país andaba mal, el gobierno extremaba el gasto público y de la nada toda la economía crecía. Ahora parece que el gobierno no tiene cómo hacer magia y si ellos, que lo controlan todo, no tienen ni crecen, ¿qué quedará para el resto?
Entre el crudo y la cerveza, uno baja y el otro se mantiene así que la cosa queda tablas. Pero entre el salario y el mercado, los servicios, las primas de seguro y la inflación, la cosa luce difícil. Amigo, cuide su trabajo porque como dicen en el llano, lo que viene es joropo.
Ángel Mendoza / Abogado
@angelmendozaqui