La reunión anual del Fondo Monetario Internacional se celebró por primera vez en casi 50 años en Latinoamérica, en Lima Perú para ser más precisos, en parte como reconocimiento a la forma en que la economía peruana, y otras de la región han logrado grandes avances en el manejo de sus economías, no solo en las buenas sino también en momentos de turbulencia económica mundial.

La reunión también sirvió para subrayar el hecho de que la economía venezolana, desde la fundación del FMI en 1945 la cuarta de América Latina, ha logrado la triste hazaña de retroceder tres escalones para quedar como la séptima de la región sobrepasada ahora por Colombia, Chile y Perú. Ese cambio en la clasificación viene dado por dos factores concurrentes:

En primer lugar según las cifras del Fondo, las más respetadas del mundo, la economía venezolana está en un proceso de contracción o retroceso severo (-4% en 2014,-10% en 2015), que por abarcar ya dos años y proyectarse por lo menos por un año más (-6% para 2016) adquiere características que podrían considerarse sistémicas, lo que en términos llanos significa que no hay varita mágica que revierta la tendencia de la noche a la mañana. El otro factor es que los países que han logrado pasarnos lo han hecho no por una coyuntura fortuita, sino basado en aplicar de manera constante y sostenida los principios de la lógica económica año tras año durante varias décadas.

No deja de ser decepcionante oír a personeros del gobierno pontificar permanentemente sobre míticas epopeyas de una “Venezuela Potencia” y fantasiosos proyecto de exportación y producción comunal que nunca se concretan, mientras buscan bajo las piedras culpables imaginarios, de las cifras de deterioro económico nacional del cual ellos son los únicos responsables.

Una de las cosas que resaltó el FMI durante su reunión es que los países latinoamericanos, gracias a sus reformas estructurales, sus políticas monetarias, y las substanciales reservas monetarias que acumularon durante el boom de materias primas, han podido sortear la recesión sin caer en las hiperinflaciones y políticas populistas que los caracterizaron durante los años 80.

Lo cual sin duda es motivo de sana envidia para quienes hemos tenido que sufrir el papel de conejillos de indias para ese laboratorio de desaciertos en que se ha convertido el plan económico de los socialistas del Siglo21.

Aurelio F. Concheso / Ingeniero

@aconcheso