03-08-2017
El 30 de junio de 2017. Tomen nota de esta fecha porque fue el día en el que se destruyeron más puestos de trabajo en una sola jornada de la historia de España. Y como a la noche le sigue el alba, al siguiente día laborable se experimentó la mayor creación de empleo que consta en los registros. En una sola jornada, el 3 de julio de 2017, se dieron de alta en la Seguridad Social 520.301 contratos. Y la variación neta en el día alcanzó los 222.864 nuevos afiliados, según datos del Ministerio de Empleo.
Estas cifras no habían ocurrido nunca desde que hay registros públicos, esto es, durante la última década. El día que más se acerca fue el 2 de julio de 2012 con 468.064 altas y una variación neta de 86.649 nuevos ocupados. Por aquel entonces, en medio de lo más crudo de la crisis se ficharon temporales para atender la demanda del turismo. El 3 de abril de 2017 también se registraron cifras parecidas: 385.849 altas y una variación neta de 172.310 afiliados. Y el 4 de enero de 2016 se contabilizaron 411.243 altas, la segunda cifra más alta. Sin embargo, en ese día se perdieron 108.948 puestos de trabajo.
Quizás se pudo producir un incremento de dimensiones similares en algún momento de 2005, cuando se aprobó la regularización de inmigrantes. Sin embargo, los expertos apuntan que parece harto improbable. La razón es que el mercado laboral registra ahora las mayores cifras de contratos de la historia. A este ritmo, en 2017 se batirá el récord superando la cota de los 20 millones. Se encadenan contratos que cada vez duran menos y, por lo tanto, hace falta suscribir más. Es decir, la rotación en el trabajo es más elevada que nunca, un signo evidente de la flexibilidad que ofrece la temporalidad. O también de la precarización. En definitiva, el mercado de trabajo español crea puestos de trabajo con la misma facilidad que los destruye.
Los datos de afiliados que brinda la Seguridad Social representan la media del mes. Pero el mercado laboral es algo más complejo. Muchos contratos finalizan para retomar el trabajo al día siguiente con uno nuevo. Y el fenómeno se reproduce con todavía más crudeza los lunes o cuando empieza o acaba el mes. En parte, se trata de la respuesta de las empresas a un tirón inusitado del turismo. Pero también constituye un síntoma inequívoco del abuso que existe de la temporalidad.
Podría achacarse al hecho de que la industria, la construcción o la agricultura cesan su actividad por vacaciones. Sin embargo, eso explicaría un repunte brutal a principios de septiembre. No en medio del verano. De modo que estas estadísticas señalan a la temporalidad ocasionada por el turismo. También llama la atención que en la educación se hayan perdido casi 100.000 afiliados en un solo mes. Y ello se debe a que las academias, los colegios privados o los interinos terminan sus contratos una vez acaba el curso, otra señal de mucha flexibilidad.
Incluso si la temporalidad es muy alta, la contratación indefinida también está aumentando. Crece a ritmos del 10% hasta los 151.998 contratos en el mes. Aun así, los indefinidos firmados solo suponen el 7,9% de los 1,928 millones de contratos suscritos en julio.
Actualidad Laboral / Con información de El País