Hacerlo diferente conmigo y con mi equipo de trabajo
“El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos territorios, sino en tener nuevos ojos” Marcel Proust
Hay días que encontramos ánimos descompuestos en los espacios que frecuentamos. De los comunes, podría ser nuestro espacio laboral. Una pregunta repetida, puede pasar por nuestra cabeza: ¿qué pasa con mi gente? En otro momento, logramos darnos cuenta que formamos parte de esa “energía enrarecida”. Tomar consciencia de todo ello, es un valioso punto a nuestro favor para ejercitarnos en el arte de motivarnos y motivar a otros, más aún, si lideramos equipos o proyectos de trabajo.
Según la Hewitt Associates - 2010, un colaborador desmotivado puede representar 10.000 dólares en pérdidas anuales para una organización. De ser esto así, encontramos otra razón significativa para hacer una revisión. De lo que allí encontremos, emprendamos acciones gentiles que generen cambios internos y luego, cambios externos que inspiren a cada miembro de nuestro equipo de trabajo.
Alternativas sencillas que podemos poner en práctica
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Conversar frecuentemente
Manteniendo conversaciones asertivas con nuestros equipos de trabajo tenemos la opción de mejorar las formas de interacción. Aprendemos, ellos y nosotros, que hay muchos modos de expresar las mismas ideas: unos con calidad y respeto; otros que pueden no favorecer la dinámica diaria.
Observar y reforzar “en caliente”
Activar nuestra atención sobre nosotros mismos y en lo que sucede a nuestro alrededor. Lo que va funcionando, reforzarlo con palabras en el momento que sucede y luego escribirlo. De esta manera, nos quedará una especie de bitácora de acciones del equipo propicia para honrar los pequeños pasos en los momentos de celebración de grandes logros.
Dar espacio para que cada persona del grupo establezca su propio ritmo
Nosotros formamos parte de ese equipo y como líderes es oportuno dar la pauta. Observemos nuestro “ritmo” y el de nuestra gente para formularnos una idea más clara de cómo abordar cada proyecto. Luego brindemos espacio para que cada uno estime su tiempo para completar los compromisos y finalmente, coteje.
Si se pregunta, ¿cómo puedo acceder a que cada quién realice las actividades a su ritmo, si hay que responder a fechas límites? Cuando practicamos las dos alternativas anteriores, vamos “abonando terreno” para que cada uno tome responsabilidad activa y se auto-discipline. Piénselo y revíselo en su propia historia laboral. Mientras más empoderado ha estado, seguramente se ha sentido más motivado. Resultado: mayor cohesión hacia su trabajo.
Estimular las labores del equipo con la premisa de Diversión con Propósito
Según la publicación “Fatiga Laboral: Conceptos y Prevención” de la Universidad Complutense de Madrid, se observa que en momentos de gran cantidad de trabajo, el umbral de agotamiento físico y mental es distinto según la motivación que se tenga para realizar una actividad y, por tanto, las energías que se está dispuesto a aplicar a la misma. Con esta idea, podemos impulsarnos a perfumar de creatividad la forma cómo abordar los días ajetreados junto a nuestros colaboradores: parar 5 minutos e ir todos a tomar un café, proponer una
powernap (siesta corta) sobre el escritorio o quizás una ronda de chistes para activar el contento.
Romper esquemas en el trabajo, también significa ser proveedor de nuevos estilos y brindar pequeñas licencias a cada cerebro de nuestro equipo, cuando el cansancio apremia. Es divertirnos con el propósito de estar a tono para el siguiente escalón de la jornada.
Por Gladys Salazar, Addhara Comunicación y Bienestar Corporativo
@CorpoBienestar