29-06-2016
Si alguna organización es absolutamente imposible de ser calificada como de derecha o acusada de “ser manejada por el imperio” es la Organización Internacional de trabajo.

La OIT como se le conoce por su siglas representativas fue creada en 1919, como parte del Tratado de Versalles que terminó con la Primera Guerra Mundial, y reflejó la convicción de que la justicia social es esencial para alcanzar una paz universal y permanente. La fuerza que impulsó la creación de la OIT fue provocada por consideraciones sobre seguridad, humanitarias, políticas y económicas.

Al sintetizarlas, el Preámbulo de la Constitución de la OIT dice que las Altas Partes Contratantes estaban “movidas por sentimientos de justicia y humanidad así como por el deseo de asegurar la paz permanente.

Había un verdadero reconocimiento a la importancia de la justicia social para el logro de la paz, en contraste con un pasado de explotación de los trabajadores en los países industrializados de ese momento. Había también una comprensión cada vez mayor de la interdependencia económica del mundo y de la necesidad de cooperación para obtener igualdad en las condiciones de trabajo en los países que competían por mercados.

A lo largo de sus casi cien años de historia, La OIT se ha dedicado a la promoción del diálogo tripartito, a la creación de trabajos decentes y un hecho representativo es que a pesar que todas sus decisiones-sin excepción- se toman por su tres mandantes, Gobiernos, empleadores y trabajadores; siempre ha sido presidida por funcionarios de Gobierno y más efectivamente por representantes de los trabajadores y nunca por un representante de los empleadores.

Este preámbulo es necesario para entender la naturaleza de esta organización adscrita a la organización de naciones unidas (ONU) y la importancia del hecho que por primera vez en su historia los trabajadores y los empleadores de un país, en este caso Venezuela, hayan decidido –cada quien por su lado, interponer y sustentar quejas contra el Gobierno de su país, que dada la gravedad de las mismas están siendo tratadas en la máxima instancia de esa organización cual es el artículo 26, el cual permite entre otras acciones la conformación de un grupo de expertos que analice la problemática del país objeto de la queja de una comisión de investigación inclusive sin la autorización del Gobierno cuestionado.

No ha sido fácil para los empleadores venezolanos representados por Fedecamaras, que su queja llegara a esta instancia. Trece años de documentar quejas sobre violaciones a los convenios suscritos por Venezuela en la OIT. La paciencia, la perseverancia pero sobre todo la contundencia de la argumentación esgrimida por Fedecamaras específicamente sobre los convenios 87 y 144 que tratan sobre la libertad sindical, y la necesidad del diálogo social respectivamente dieron sus frutos y en enero del año 2014 una misión de alto nivel compuesta por expertos de OIT y con autorización del Gobierno Venezuela visito nuestro país y pudo comprobar la veracidad de las quejas de Fedecamaras elaborando en consecuencia un lapidario informe, que instaba al Gobierno venezolano a cesar sus ataques contra FEDECAMARAS y sus dirigentes y conformar unas mesas de diálogo social con presenciad e la OIT, entre otras recomendaciones igualmente relevantes para la recuperación de un ambiente proclive a la justicia social, objetivo fundamental de la OIT.

Vistas la actitud de rechazo y desacato por parte del Gobierno a las recomendaciones de la Misión de Alto Nivel y a las conclusiones emitidas por la Comisión de Normas y sus acusaciones infundadas contra FEDECAMARAS y contra la OIT, FEDECAMARAS decidió introducir el 13 de junio de 2015 (día de la sesión Plenaria de cierre de la 104ª Conferencia Internacional del Trabajo), una queja contra el Gobierno venezolano conforme al artículo 26 de la Constitución de la OIT, la cual contó con el apoyo y firma de 34 organizaciones empleadoras de países miembros de la OIT presentes en la Conferencia. Esta queja fue formalmente admitida en el Consejo de administración de noviembre del 2015 y sigue su curso normal que se caracteriza por su lentitud en estas organizaciones diplomáticas.

Hasta aquí, el lector podría decir que este es un caso exclusivo de Fedecamaras, que en su constante defensa por la libertad y la creación de empleos mantiene una diatriba con un gobierno que desestimula la inversión privada y desconoce los principios elementales de convivencia con un sector que genera riqueza y bienestar para el país. Lo novedoso y objeto fundamental de este trabajo es destacar que en la 105 Conferencia del Trabajo que recién culminó, un grupo de trabajadores venezolanos solicitó la activación de la queja conforme al artículo 26, hecho sin precedentes en la historia de la OIT.

Que los empleadores y que los trabajadores delegados de organizaciones legítimas y representativas de un mismo país, reclamen con la máxima fuerza que permite una organización internacional del derecho laboral, la violación sistemática y reiterada de convenios elementales para la convivencia social y el dialogo tripartito por parte del Gobierno de su país, no es poca cosa, más aun tratándose de un Gobierno autodenominado “socialista, obrero y revolucionario”.

Los próximos pasos serán claves para la OIT que ahora sentirá la presión de dos de sus mandantes para influir en la recuperación de dialogo social tan necesario en nuestro país como base para salir de esta crisis política, económica y social que atraviesa Venezuela.

El apoyo internacional no será lo único que los venezolanos necesitemos para recuperarnos de largos años de destrucción del empleo y de la actividad productiva, pero contar con este apoyo será importante en la reconstrucción de un país más justo, más Gobernable, más inclusivo y más sustentable.

Por Jorge Roig / Ing. Industrial de la UCAB

Presidente de Fedecamaras 2013-2015

Miembro del Consejo de administración de la OIT

@jorgeroig