Muchos problemas de desigualdad permanecen como un reto para ambos géneros. Lo que las mujeres definen como éxito empresarial dista mucho de lo que al respecto estiman los hombres. Ellos se centran más en el negocio, que de beneficios, que sea desde un primer momento viable económicamente; mientras que las mujeres emplean sus esfuerzos en fines más sociales, además de ganar dinero, que consideran un aspecto secundario.


Una laguna en el talento femenino radica en que ellas, no se lanzan a comercializar un producto o servicio sin antes hacer un estudio planificado y minucioso del proyecto. “No arriesgamos de la misma forma que los hombres, somos más conservadoras, vamos paso a paso para construir. Nos gusta compartir con otras personas para ir afianzando la idea y no comenzamos hasta que no tenemos atados todos los hilos” explica Ana Victoria García, empresaria mexicana y fundadora de la academia de negocios para mujeres Victoria147.


“Los hombres, por el contrario, arriesgan más, se lanzan al ruedo mucho antes. Y, si se diera el caso de que el proyecto no sale bien, tienen la capacidad de recuperarse con mayor rapidez y de comenzar otro, probando otro negocio. Es ahí donde tenemos que seguir construyéndonos las mujeres: sí en prepararnos, pero también en creernos capaces y en echar mano de nuestra capacidad de resiliencia”.


Hay quienes consideran que las mujeres acostumbran a sentirse inseguras frente a la crítica, pero esto es más un prejuicio que una realidad. Uno de los principales retos es vencer estas ideas preconcebidas para adquirir firmeza y seguridad. Para lograrlo, es importante recordar a diario los logros y evitar excedernos en el juicio sobre nuestro propio trabajo.


Juntas somos más fuertes


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Hay que tener en cuenta algo muy positivo: las tasas de retorno femeninas a la hora de emprender, tienen un 35% más de rendimiento que las de los hombres, según el estudio Women in Technology de la Fundación Kauffman. Este aumento del espíritu emprendedor femenino ha tenido una consecuencia clara: la necesidad de conocer, compartir y aprender de otras mujeres emprendedoras y empresarias. Y como resultado, se han lanzado varias redes de networking para mujeres profesionales y emprendedoras en los últimos años. Ser parte de una red aumenta en sus miembros la confianza, la inspiración, el apoyo, el asesoramiento, e incluso el acceso a posible financiación.


¿Y por qué se han creado tantas redes de networking femeninas? Son la respuesta a una realidad: investigadores de Harvard han puesto de manifiesto, que existe una tendencia entre los inversores a favorecer a los emprendedores masculinos sobre los femeninos. Las startups fundadas por mujeres obtienen solo un 5% de los fondos destinados al venture capital.


El dato anterior se refuerza con que, hay escasez de mujeres que trabajen en el sector del capital de riesgo. Por ejemplo, solo el 7% de los socios de las 100 empresas de inversión más importantes del mundo son mujeres. Asombroso si se tiene en cuenta las capacidades femeninas para visualizar rasgos esenciales, positivos o negativos, tanto en los proyectos como en sus impulsores.


Ser emprendedora puede resultar muy solitario, por lo tanto, relacionarse con otras mujeres que lo sean o lo entiendan puede marcar la diferencia en el éxito de un negocio.


Actualidad Laboral/ Con información de Entrepreneur