Desde que el actual gobierno llegó al poder hace más de tres años con el endoso contundente del finado Comandante, y el apoyo decidido de la metrópolis isleña, sucesivos intentos de hacerle entender que el camino escogido en política económica era un callejón sin salida han sido, por decir lo menos, totalmente infructuosos.
Para ese no tan lejano momento, la tasa de cambio libre era de Bs 24 por $ (hoy es de 1,000) la inflación lo que hoy parece un modesto 30% (hoy pasa de 400% y va para 700%) y la impresión interanual de dinero apenas 65%. Considerando el gigantesco gasto público que se había dilapidado para garantizar la reelección del para entonces gravemente enfermo Presidente, eran cifras preocupantes, pero sujetas a ser revertidas mediante políticas sensatas de austeridad y de cambio de modelo económico juiciosas.
Desde el primer momento, algunas voces dentro del chavismo propusieron esas medidas. Primero fueron el Presidente del BCV y sus asesores, luego el entonces aparentemente poderoso Ministro de Energía Rafael Ramírez, y finalmente, el grupo de jóvenes alrededor de Temir Porras y Pérez Pirela etiquetados despectivamente por los capitostes del régimen como los “francesitos” , así llamados por sus Posgrados en universidades galas.
Las recomendaciones no diferían mucho de las hechas por economistas independientes y opositores, que entendían como un viaje a la catástrofe seguir por el mismo rumbo de cambios controlados, y acoso a la actividad privada. En cada recodo del camino, sin embargo, al llegar a Miraflores las propuestas se estrellaban contra un sólido muro de incomprensión en cuanto a los mecanismos que mueven a la actividad económica, como ya se rumora que le está sucediendo al equipo de Pérez Abad.
Pero el más reciente ejercicio de futilidad le ha tocado ejercerlo al Ex Presidente Dominicano, y promotor del diálogo escogido unilateralmente por el propio gobierno, Leonel Fernández. A Fernández se le asignó la ingrata tarea de atreverse a sugerir lo que ya hasta los párvulos de sexto grados comprenden como la única vía de salir del entuerto. ¿El resultado? Luego de obtener consensos gubernamentales a más bajo nivel como la Vice Presidencia y el Ministerio de Economía, su carpeta de recomendaciones se quedó fría pues el Presidente Maduro ni siquiera tuvo la gentileza de recibirlo.
Tal vez el desaire se debía a reuniones intensas con los españoles de Podemos Serrano y Cerezal quienes, según informan los medios, fueron los geniales inventores de los CLAP. Si es así ojalá la escogencia de asesores favorecidos cambie para bien de todos.
Por Aurelio F. Concheso / Ingeniero
@aconcheso
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