De acuerdo con la OIT en su más reciente informe sobre empleabilidad en el primer trimestre de 2022, la tasa de desocupación promedio de América Latina es de 7,9%, y la tasa de ocupación de 57,2%. Sin embargo, aún se presentan déficits en las competencias que exige hoy por hoy el mercado laboral.
Y es que las competencias van más allá de hacer las cosas bien. Profundizan en el cómo se hacen. Es por ello que Spencer & Spencer emplearon la metáfora del iceberg para explicar el modelo de competencias y describir lo que vemos y no vemos de una persona, concluyendo que mostramos solo el 15% de lo que somos, y el 85% restante se mantiene oculto a los demás. Y es precisamente esta parte oculta, la que debemos identificar y evaluar, pues dichas características que subyacen son las que permiten llegar a la excelencia y mantener el éxito en el largo plazo.
Según la Universitat Carlemany, en ocasiones podemos hablar de competencias con el término ‘habilidades blandas’, siendo un conjunto de rasgos de la personalidad productivos, que caracterizan las relaciones de una persona en un medio y se basan en tres elementos funcionales clave: interpersonales, sociales y profesionales. En esta medida, y luego de la evolución del mercado debido a las coyunturas, las competencias profesionales más solicitadas por las empresas hoy en día son:
Capacidad de aprendizaje: aquí se hace referencia a la curiosidad, la importancia que se le concede al avanzar, la visión de la formación como una herramienta que permite el desarrollo de nuestra mente y la amplitud de nuestras perspectivas.
Sociabilidad: las personas sociables que, además, emplean modelos de comunicación asertivos en su día a día, tienden a generar vínculos con los demás que les facilitan su desarrollo personal y profesional. Además, ¿quién no quiere trabajar con personas agradables que socializan?
Resolución de problemas: en un entorno profesional, no importa el tipo o tamaño de la empresa, se dan situaciones problema que requieren de soluciones. La capacidad de dar respuesta en estas situaciones es muy valorada en contextos cambiantes.
Organización: no solo relativa a la propia organización, sino también a la integración de los propios métodos y rutinas en una organización superior. Adoptando procesos y sistemas organizativos que no son los propios del perfil en cuestión.
Positividad: sin llegar a una actitud de verlo todo como un camino de rosas. Lo ideal es ser capaz de ver las situaciones problema como hechos que pueden ser llevados de diversas maneras. Y que no tienen por qué suponer el peor de los problemas o un contratiempo insalvable. Desde el realismo y la practicidad pueden abordarse las situaciones de un modo optimista.
Profesionalidad y responsabilidad: aquellas personas que se comportan en su día a día con responsabilidad y mostrando que son capaces de hacer su trabajo de manera constante, son modelo y por lo tanto interesan a las empresas.
Trabajo en equipo: siempre que el trabajo esté organizado de forma que implique a distintos profesionales para su desarrollo, esta competencia será muy valorada.
Motivación y dedicación: se trata del par perfecto para obtener resultados que tengan repercusión en el propio desempeño y el percibido por los demás.
Comunicación: una comunicación asertiva y empática, que haga posible el establecimiento de relaciones y facilite el trabajo en equipo.
Adaptabilidad: la flexibilidad y capacidad de adaptarse a distintos contextos y situaciones permite que el trabajo se desarrolle en condiciones óptimas. Hemos aprendido que la estabilidad laboral no es tan habitual, y que los cambios son parte de toda trayectoria personal y profesional.
Finalmente, desde la Universitat Carlemany, se recopilan las competencias más demandadas en perfiles enfocados a liderazgo, desde los principales portales de empleo:
Impacto e influencia: lograr a través de la persuasión y convicción que los equipos realicen determinadas acciones.
Orientación al objetivo: ser capaces de mantener el foco sin importar las circunstancias.
Equidad: ofrecer un trato justo e igualitario. Facilitar la integración e inclusión de todo profesional.
Es por ello que la Universitat Carlemany plantea su labor educativa desde la adquisición y mejora de las competencias, no únicamente mediante la vía de adquisición de conocimientos, en busca de alinearse a las necesidades del mundo laboral, con el fin de lograr profesionales cada vez más preparados y adaptados a los cambios del mercado.
Actualidad Laboral / Con información de America Retail