Se convierte en punto clave lograr a mediano y largo plazo el crecimiento de nuestro aparato productivo, a fin de generar oportunidades de empleo e ingreso estable y bien remunerado para nuestra fuerza de trabajo, en especial jóvenes que hoy encuentran dificultad para incorporarse al mundo laboral.
En la recién celebrada convención anual del gremio industrial quedó claro que debemos enfrentar serios retos para alcanzar el objetivo tantas veces planteado de diversificar nuestro aparato productivo, reducir la dependencia de la renta petrolera y multiplicar la oferta de divisas fortaleciendo las exportaciones no tradicionales. Todo ello en un entorno dominado por hechos, que merecen ser tomados en cuenta a fin de superar los obstáculos hoy presentes, entre ellos: los graves desequilibrios del entorno macroeconómico, dominado por la inflación; el déficit en las cuentas públicas, la escasez y el desabastecimiento, el desorden cambiario y la falta de divisas; la inseguridad ciudadana y la falta de confianza derivada de los excesos en el marco regulatorio, así como la interferencia continua en el proceso productivo, alejando la inversión y, lo más importante, las posibilidades de introducir los cambios tecnológicos indispensables para incrementar productividad y eficiencia en la industria nacional.
Queda claro entonces, que requerimos un cambio en la política industrial, en la que factores como el encadenamiento productivo, permitirá actuar estimulando la formación de aglomerados que faciliten el crecimiento y desarrollo de las industrias, preservando el ambiente y la responsabilidad social con sus comunidades y áreas de influencia.
La intervención en el evento del especialista José Tavares Araujo, Director del Centro de Estudios de Integración y Desarrollo de Brasil, dejo en claro la importancia de la intervención del estado, al formular políticas públicas que trascienden intereses particulares asociados a gobiernos de turno, adaptándolas a los tiempos y las circunstancias, convertidas en verdaderas Políticas de Estado, logrando así la continuidad necesaria para sostener un crecimiento basado en inversión pública y privada.
Cada sector actuando en su esfera de acción propia, al apoyar la investigación básica generada en los centros especializados, postulando mecanismos de financiamiento fiscales y parafiscales, estimulando la producción interna asociada inicialmente a la sustitución de importaciones, incentivada en parte por la escasez de divisas y al creciente mercado interno, lo que permitió posteriormente la mayor presencia del país en el mercado externo, tanto en productos primarios como en la exportación de bienes y servicios.
Al escuchar la intervención me vino a la mente la secuencia de eventos alrededor del proceso de industrialización nacional, en el cual se adoptaron medidas similares que permitieron en el siglo pasado alcanzar metas importantes, en cuanto a la creación de un parque industrial capaz de participar en la generación de riqueza y empleo, contando con un marco de políticas que facilitaron su expansión, pero que no escapó de las dificultades estructurales presentes en nuestra economía desde los años ochenta, en especial la sobrevaluación del bolívar y su incidencia en los precios internos que al encarecer su valor, le impedían competir en el exterior. La no corrección oportuna de los desequilibrios, contribuyó a la perdida de competitividad de nuestras exportaciones favoreciendo las importaciones y el deterioro de la industria nacional, hoy tan golpeada por la política económica adoptada.
De allí la importancia de asumir responsablemente los cambios necesarios para que entre todos podamos recuperar al deteriorado parque industrial, enfocando hacia el futuro, construyendo a la nueva industria nacional con base al trabajo y responsabilidad del empresariado nacional.
Maritza Izaguirre / Exministra de Hacienda