El crecimiento económico global está en riesgo debido a la persistente rigidez de los mercados laborales en las economías avanzadas, según advierte un reciente informe del McKinsey Global Institute. El estudio titulado "Se busca ayuda: un análisis del desafío de los mercados laborales en las economías avanzadas", subraya que este problema no es un efecto pasajero de la pandemia, sino una tendencia a largo plazo que ha ganado fuerza en las últimas dos décadas.
El informe destaca que el envejecimiento de la población y la desaceleración del crecimiento demográfico están exacerbando la falta de trabajadores disponibles para cubrir las vacantes en sectores clave. Esta escasez de mano de obra ha llevado a que muchas empresas no puedan satisfacer la demanda de bienes y servicios, lo que, a su vez, frena el crecimiento económico.
Tomás Calleja, socio senior de McKinsey, señaló que "el incremento de las vacantes laborales implica que una parte significativa de la demanda económica no está siendo atendida, lo que puede ralentizar la expansión de las economías". A pesar de los avances en la búsqueda de personal cualificado en habilidades tecnológicas, desde 2015 se ha vuelto aún más difícil encontrar trabajadores con competencias físicas y manuales.
El estudio, que analiza 30 países y proyecta datos futuros por sector, revela que si las vacantes laborales en 2023 se hubieran cubierto, el Producto Interno Bruto (PIB) de las economías avanzadas podría haber crecido entre un 0,5% y un 1,5% adicional.
Para mitigar esta crisis, McKinsey señala la necesidad urgente de adoptar tecnologías y desarrollar programas de capacitación que mejoren la productividad y amplíen la oferta laboral. Según el informe, la adopción de la inteligencia artificial y la automatización, junto con iniciativas de formación para los trabajadores, serán cruciales para enfrentar el desafío que representa la escasez de mano de obra en el mediano y largo plazo.
Digitalizarse de manera inmediata
Ante esta situación, las empresas necesitarán estrategias para enfrentar la escasez laboral persistente, desde adoptar tecnologías que impulsen el crecimiento de la productividad hasta expandir sus fuentes de contratación, incluyendo inmigrantes y trabajadores no convencionales.
La escasez de mano de obra se ha manifestado en una variedad de países, todos ellos en etapas de desarrollo avanzadas, sin características comunes evidentes. Este problema es especialmente grave en siete países—República Checa, Alemania, Japón, Países Bajos, Noruega, Singapur y Estados Unidos—donde hay más vacantes laborales que desempleados. Juntos, estos países representan el 53% de la oferta laboral total de las 30 economías avanzadas analizadas y el 64% del PIB colectivo.
Además, en otros siete países, como Australia, Canadá y el Reino Unido, el número de vacantes es equivalente al 0,5 o 1,0 veces el número de desempleados. En las ocho economías principales estudiadas, los mercados laborales han mostrado signos de retroceso desde los niveles de alta rigidez alcanzados durante la pandemia de COVID-19, acercándose a condiciones similares a las que existían antes del virus.
Sin embargo, Italia, que tenía uno de los mercados laborales más relajados antes de la pandemia, aún no muestra signos de flexibilidad. Esto podría atribuirse a la generosa respuesta fiscal del gobierno italiano durante la crisis, que superó el 45% del PIB, la más alta entre las economías avanzadas.
Por otro lado, Japón, que tenía un mercado laboral ajustado antes de la pandemia, no ha regresado a esa tendencia debido, en parte, a la depreciación del yen que ha aumentado los costos en su economía dependiente de importaciones. A pesar de ello, las vacantes laborales en Japón aún superan en un 1,2 veces el número de buscadores de empleo.
No obstante, no todas las grandes economías enfrentan escasez laboral. Por ejemplo, los mercados laborales en Francia e Italia son relativamente laxos, al igual que en otros 14 países de las 30 analizadas, que en conjunto representan el 31% de la oferta laboral y el 20% del PIB total. Sin embargo, incluso en muchos de estos países, los mercados laborales han experimentado un endurecimiento, con un aumento de cinco veces en el número de vacantes por desempleado en Italia y casi cuatro veces en Francia.
¿Cuándo comenzó el problema?
La tendencia de endurecimiento comenzó tras la crisis financiera de 2008, cuando el número de vacantes era superado por un alto número de desempleados. La recuperación fue lenta, tardando en promedio 8,2 años en alcanzar el grado de rigidez anterior a la crisis. La intención de contratar continuó aumentando, y los mercados laborales siguieron ajustándose hasta que la pandemia golpeó en 2020. Durante ese periodo, muchos mercados laborales fluctuaron entre una gran relajación y un endurecimiento extremo.
Las generosas medidas de estímulo fiscal durante la crisis facilitaron una recuperación relativamente rápida del empleo, alcanzando en 2022 la mayor proporción de vacantes respecto al desempleo en dos décadas. Actualmente, aunque los mercados laborales siguen siendo históricamente ajustados, han mostrado un ligero enfriamiento. Por ejemplo, en abril de 2024, la relación vacantes-desempleo en Estados Unidos disminuyó a 1,2 desde 1,4 a finales del año anterior.
Desde 2010, el crecimiento del PIB en muchos países ha estado impulsado principalmente por el aumento del empleo, en lugar de por mejoras en la productividad. En naciones como Australia, el Reino Unido y Estados Unidos, la disponibilidad de mano de obra ha facilitado la contratación de más trabajadores y la ampliación de las horas laboradas.
En contraste, países con menor disponibilidad de mano de obra, como Alemania y Japón, han tenido que depender más del crecimiento de la productividad, aunque esto no ha compensado la escasa expansión de la fuerza laboral. La productividad laboral se ha estancado en muchas economías avanzadas, como se ha documentado en informes anteriores del McKinsey Global Institute.
Aunque todos los países experimentaron una desaceleración en la productividad tras la crisis financiera, algunos se vieron más afectados que otros. En Australia, el auge de las materias primas benefició la productividad, mientras que en el Reino Unido, la falta de inversión en regiones fuera del sureste pudo haber agravado la situación.
Desde la crisis, la oferta excesiva de mano de obra ha disminuido. En 2010, había aproximadamente 24 millones de trabajadores en exceso en comparación con las vacantes. Hoy en día, la cantidad de buscadores de empleo se acerca a la de las vacantes. Sin embargo, esta situación varía a nivel nacional. Al final de 2023, la demanda de mano de obra superó a la oferta en Alemania, Japón y Estados Unidos. En respuesta, Alemania ha implementado leyes para aumentar la inmigración de trabajadores altamente cualificados, mientras que en Estados Unidos se están considerando iniciativas para estudiar y abordar la escasez laboral.
Por otro lado, Francia e Italia todavía presentan un exceso de trabajadores desempleados, aunque sus cifras han disminuido significativamente desde los picos prepandémicos. En Francia, la diferencia es de dos millones, y en Italia, de un millón, representando un 7.1% y un 5.7% de exceso laboral, respectivamente.
Las razones detrás de la rigidez en los mercados laborales varían entre países. Las tasas de desempleo en Alemania, Reino Unido y Estados Unidos han caído desde sus máximos en 2010, mientras que Australia nunca tuvo tasas de desempleo muy elevadas. Italia sigue teniendo una tasa de desempleo relativamente alta, pero también ha visto un aumento en las vacantes, lo que sugiere una posible desconexión en el mercado. En Japón, la demanda ha crecido notablemente, pero su población decreciente ha limitado la oferta laboral.
No hay 'match' entre oferta y demanda
El crecimiento de las vacantes laborales no ha estado en línea con el aumento del empleo, dividiendo los sectores en cuatro categorías: "hambrientos de mano de obra", "atractivos para el trabajo", "disruptivos" y "eficientes en mano de obra".
Los sectores hambrientos de mano de obra, como la salud y la construcción, enfrentan una demanda que crece más rápido que su capacidad para atraer trabajadores. A pesar de los esfuerzos en países como el Reino Unido para reclutar inmigrantes, estos sectores aún experimentan un aumento en las vacantes. Por otro lado, los sectores atractivos para el trabajo, como servicios financieros e inmobiliarios, han añadido empleo más rápido que su demanda de mano de obra, pero solo el sector de servicios profesionales ha visto un aumento en su participación de vacantes.
El sector manufacturero es considerado disruptivo, ya que ha perdido una parte significativa de empleos debido a la automatización, aunque sus vacantes han aumentado. En cambio, el comercio ha mostrado eficiencia, mejorando su productividad a través de la automatización y mitigando el impacto de la escasez de mano de obra.
La productividad y su crecimiento son factores clave en el aumento de vacantes; los sectores con menor productividad han visto un incremento más pronunciado en sus vacantes. Por ejemplo, el sector de ocio y hospitalidad en EE. UU. aumentó su productividad en un 6,4% al automatizar procesos y aumentar salarios, lo que redujo su tasa de vacantes.
La demanda de habilidades físicas y manuales también ha crecido, especialmente en sectores como el servicio de alimentos y la construcción, que requieren estas habilidades y enfrentan dificultades para automatizar. Mientras tanto, las ocupaciones con menos vacantes suelen depender más de habilidades sociales y emocionales.
En un mercado laboral ajustado, los salarios han aumentado, especialmente entre los trabajos de menor remuneración. La dinámica salarial se ha modificado a medida que los trabajadores buscan empleos mejor remunerados, lo que ha beneficiado a aquellos que cambian de empleo.
Por tanto, los sectores más afectados por la escasez de mano de obra son aquellos que son menos susceptibles a la automatización y la inteligencia artificial. Estos sectores dependen en gran medida de habilidades físicas y manuales, lo que limita el impacto de la automatización y la IA. Como resultado, las vacantes en estos campos seguirán siendo difíciles de cubrir, ya que no se pueden reemplazar fácilmente con avances tecnológicos. Desde 2015, ha crecido más el número de vacantes que requieren habilidades físicas que las que demandan conocimientos tecnológicos, aunque también persiste un déficit en perfiles tecnológicos.
Desaceleración hacia 2030
Se prevé que el crecimiento de la oferta laboral en las economías avanzadas se desacelere aún más hacia 2030. Se han considerado dos escenarios para las tasas de participación de la fuerza laboral: uno estable, donde estas tasas se mantienen constantes, y otro de crecimiento, donde las tendencias de 2010 a 2023 continúan. En el primer escenario, países como Francia, Italia, Alemania y Japón podrían experimentar una disminución en su oferta laboral. En contraste, Australia, Canadá, el Reino Unido y Estados Unidos probablemente verán aumentos, aunque más lentos, gracias a una inmigración esperada más fuerte.
Para sostener el crecimiento económico, es esencial que los países aumenten su oferta de mano de obra y mejoren la productividad. Se han evaluado cuatro escenarios de crecimiento económico, considerando diferentes tasas de crecimiento de la productividad junto con los dos escenarios de participación laboral.
Aunque se asume una demanda adecuada de mano de obra, cualquier recesión podría afectar el empleo. A pesar de un crecimiento tibio en Alemania y Japón, nuevas tecnologías podrían impulsar la productividad. Sin embargo, sin un aumento en la participación laboral o productividad, el PIB crecerá más lentamente que en el periodo de 2012 a 2022.
Actualidad Laboral / Con información de El Economista