Will Shortz siempre supo que quería dedicarse a hacer puzzles. Hizo su primer puzzle cuando tenía nueve años, vendió su primer puzzle de manera profesional a los 14 y se convirtió en colaborador habitual de la revista Dell Puzzle Magazine a los 16.
Cuando entró en la Universidad de Indiana, Estados Unidos, Shortz completó todos los requisitos para graduarse en Economía, pero en su penúltimo año decidió cambiar de rumbo. "Recuerdo que de niño bromeaba con la posibilidad de especializarme en puzzles, sin imaginar que algo así fuese posible hasta que mi madre descubrió el programa de especialización individualizada", cuenta el propio Shortz. Así que, en lugar de conformarse con una titulación adyacente a sus objetivos, creó la suya propia: "Enigmatología".
Tras cursar varias asignaturas que él mismo inventó (Historia de las sopas de letras estadounidenses anteriores a la década de 1860, Rompecabezas del siglo XX y Elaboración de crucigramas, entre otras), Shortz se licenció en 1974 en Enigmatología. Y valió la pena: lleva siendo el editor del crucigrama del New York Times desde hace muchos años.
Shortz también ha sido un ejemplo para el movimiento "construye tu propia carrera", que apoya la idea de que un título individualizado puede conducir al éxito. Sin embargo, aunque estas titulaciones han existido desde la década de 1960 en EEUU, actualmente está habiendo un repunte. Entre 2019 y 2021 hubo un aumento del 3% en el número de estudiantes que se graduaron con títulos individualizados. Y, en el año académico 2020-2021, se graduaron más alumnos de estos títulos que hace una década (concretamente, un 19% más), según el Centro Nacional de Estadísticas Educativas estadounidense.
Con titulaciones como Estudios del Caos, Interacción Humano-Ordenador o Teoría de la Arquitectura y la Alimentación, los estudiantes de Estados Unidos no solo están creando estas titulaciones por diversión. Antes, los títulos individualizados tenían que ver con la especialización, pero, hoy en día, para muchos jóvenes, seguir un itinerario educativo único significa adaptarse a un mercado laboral en constante transformación.
A medida que los empleos a tiempo completo son sustituidos por contratos a tiempo parcial, los trabajos secundarios se vuelven cada vez más necesarios para salir adelante económicamente. A su vez, la inteligencia artificial amenaza con destruir 300 millones de puestos de trabajo, por lo que los empresarios valoran cada vez más la independencia y la flexibilidad. De ese modo, la capacidad de adaptarse es un requisito cada vez más indispensable para la supervivencia del trabajador y un número cada vez mayor de alumnos cree que la mejor manera de demostrar motivación y creatividad es haber cursado un título universitario que ha sido elaborado por uno mismo.
La flexibilidad es la nueva especialidad
Durante su tercer año en Instituto de Tecnología de Rochester (RIT, por sus siglas en inglés), Oluwaseyi Onifade se esforzaba por encontrar una titulación que encajase perfectamente con su interés por la sanidad y la biotecnología. Tras hablar con su decano, Onifade conoció la Escuela de Estudios Individualizados del RIT (SOIS), que le permitía combinar cursos de administración de empresas y salud pública para crear su propio campo de estudio, a la par que le animaba a dar clases fuera de estos campos que pudieran ser relevantes para sus intereses profesionales.
Onifade, que tiene previsto graduarse con un título individualizado en gestión de la salud mundial y administración sanitaria a finales de este curso escolar, asegura que le gusta la naturaleza flexible del programa y que le parece que, al cursar su propia especialización, fomenta aptitudes directamente aplicables a sus intereses. También sugiere que el programa puede ser un arma de doble filo. "No vengas a una escuela como ésta si no sabes lo que quieres", explica Onifade. "Me siento como mi propio jefe, pero a veces un jefe no puede hacerlo todo bien".
El programa personalizado de RIT ha experimentado un boom de estudiantes en los últimos años: la inscripción en el programa creció un 45% de 2019 a 2021. James Hall, director ejecutivo de esta institución, afirma que principalmente hay tres tipos de alumnos que ingresan al programa SOIS del RIT: estudiantes que desean explorar intereses académicos menos congruentes tradicionalmente, estudiantes que persiguen un área de estudio hiperespecífica y estudiantes que solo buscan reunir sus créditos para graduarse.
Los alumnos pueden elegir cursos de los distintos departamentos para confeccionar su especialización, pero también deben cursar un conjunto de asignaturas troncales que ofrecen una base para su aprendizaje, clases que "pueden adaptarse a la evolución de los campos profesionales", como anuncia la página web de la escuela. Una de estas asignaturas, Individuos y sociedad, pretende "trasladar los intereses de los estudiantes al mundo laboral" enseñándoles a "reflexionar y comercializarse", apunta Makini Beck, profesora de esta asignatura. Otro curso, Ética en el liderazgo, ayuda a los alumnos a analizar los dilemas sociales actuales a los que se enfrentan los líderes empresariales.
A través de estos cursos, el SOIS ayuda a los estudiantes a prepararse para una larga carrera de networking, aprendizaje y adaptación. "Una de las mayores locuras del sistema es que esperamos que los jóvenes de 17 años sepan qué quieren hacer el resto de su vida", defiende Hall. La lógica es que, si se ofrecen a los alumnos las habilidades necesarias para adaptarse a una economía en evolución, estarán mejor preparados para su carrera profesional. "El aprendizaje continuo es la realidad en la que vivimos ahora mismo", argumenta el CEO de la Rochester Institution of Technology.
Onifade se suma a esta opinión: "El programa no trata solo de estar en la universidad, sino de lo que pasa después". Incluso como estudiante, él ya ha notado ese impacto y dice que los cursos que ha dado en los que se enseñan habilidades de colaboración le han dado ventaja en sus diversas experiencias laborales.
Un ojo puesto en el futuro
En muchos sentidos, el auge de las especializaciones "construye tu propia carrera" es una respuesta lógica a un mercado laboral que da prioridad a la invención y a la reinvención del individuo. Según el informe de 2023 del Foro Económico Mundial, Future of Jobs, los empresarios prevén que el 23% de los puestos de trabajo se verán alterados en los próximos cinco años. Como resultado, los empresarios califican las habilidades de autoeficacia —como la resiliencia, la flexibilidad o la agilidad— entre las tres habilidades más importantes para los empleados. Ben Papernick, un técnico de selección con más de 15 años de experiencia en tecnología y marketing, cuenta que busca candidatos que demuestren un equilibrio entre experiencia en la materia y resiliencia.
"Busco personas ambiciosas, con iniciativa. ¿Tienen las hard skills que buscamos? Pero, lo que es más importante, ¿tienen las soft skills?", indica. Papernick asegura que los alumnos que crean sus propias especializaciones tienen un comienzo impresionante. "Si se toman el tiempo, investigan, elaboran un plan maestro y lo completan con mérito, me quito el sombrero. Demuestra versatilidad y ganas de aprender".
Aunque la flexibilidad es clave para estar a la altura de un mercado laboral cada vez más convulso, las universidades no han sido capaces de moverse con la suficiente rapidez para seguir el ritmo de las nuevas tendencias. El número de estudiantes que trabajan en un sector estrechamente relacionado con su especialidad cuatro años después de graduarse descendió 8 puntos porcentuales entre 1997 y 2012, según el Centro Nacional de Estadísticas Educativas de EEUU. Teniendo en cuenta que una universidad puede tardar seis años y destinar cerca de dos millones de euros a desarrollar una sola titulación, tiene sentido que las escuelas estén tratando de mantenerse al día con la evolución de la demanda de mano de obra mediante la enseñanza flexible, en lugar de reorientar programas enteros de grado.
En 2020, el RIT rebautizó su especialización individualizada como especialización en Nueva Economía y destacó la necesidad de que los alumnos "se adapten a la evolución de los campos profesionales." Ese mismo año, la Universidad Comunitaria de Genesee (GCC), al oeste de Nueva York, anunció un nuevo grado de Estudios Individualizados en Ciencias Aplicadas, hecho a medida para ayudar a los alumnos a "estar al día de las tendencias del sector, los cambios tecnológicos y las previsiones de empleo." En el curso académico 2021-2022, la Universidad de Texas otorgó 114 titulaciones en estudios individualizados, un aumento del 41% con respecto al año anterior; y en instituciones que tradicionalmente no ofrecen programas de estudios individualizados, como la Universidad del Sur de California, los estudiantes se están esforzando por crear sus propias especialidades.
La Escuela Gallatin de Estudios Individualizados de la Universidad de Nueva York adopta un enfoque bastante diferente para alcanzar el mismo objetivo: perfeccionar la "gestión del conocimiento". Se diferencia del RIT en que ofrece seminarios interdisciplinarios en lugar de cursos basados en habilidades, incluyendo clases como "El béisbol como camino hacia Dios", "Ética para disidentes" o "La vida entre las máquinas". Peter Rajsingh, antiguo profesor adjunto de la Gallatin, cree firmemente que, al enseñar a los alumnos a extraer ideas provechosas de distintas áreas de conocimiento, se les ayuda a desenvolverse en situaciones desconocidas y a ser más abiertos de mente, lo que les hace más ágiles en el mercado laboral.
Kahrej Ahluwalia, que se graduó recientemente en la Gallatin con una especialización en Interacción Persona-Ordenador, se matriculó porque le llamaba la atención el aprendizaje flexible y sentía un "interés orientativo por una combinación de tecnología digital, filosofía y psicología". El tiempo que pasó en este centro le ayudó a enfocarse a una disciplina más específica, a la vez que le permitió tener flexibilidad, afirma.
Como asesor de crecimiento internacional para una startup de comercio electrónico, Ahluwalia explica que su trabajo consiste en responder a diferentes indicadores del mercado para identificar tendencias generales. En Gallatin, aprendió a "navegar por la ambigüedad, adaptarse al cambio y, en última instancia, generar una estructura donde no la hay", habilidades especialmente relevantes para su empleo actual.
Entonces... ¿funciona?
Los programas de estudios individualizados están diseñados para ayudar a los estudiantes con la mente abierta que buscan ayuda de forma activa. Dicho de otro modo: recoges lo que siembras. A pesar de todos los cursos interdisciplinarios y seminarios de liderazgo y colaboración que se ofrecen, el "éxito" de una educación individualizada se reduce a cuáles son los objetivos de cada alumno y si el profesorado actúa realmente en su propio interés.
Al describir los méritos de estos programas, los profesores también subrayan las limitaciones que presentan. El énfasis en la flexibilidad y la falta de una especialización tradicional, por ejemplo, hace que los estudiantes dependan más de su relación con el profesorado y el resto del personal. Rajsingh apunta que, en el caso de Gallatin, los profesores reciben muy poca orientación a la hora de diseñar títulos. La flexibilidad puede permitir a los educadores ser creativos con su enfoque, pero Rajsingh dice que también deja un amplio margen para la parcialidad. En lugar de crear cursos que realmente exploren ideas diversas que desafíen a los alumnos, el profesorado a menudo termina atendiendo solo a la "óptica de la diversidad", mientras promueven su propia agenda intelectual.
En general, los graduados consideran que el planteamiento tiene éxito. O bien consiguen un trabajo único basado en su titulación personalizada, o bien mantienen la flexibilidad para explorar diversas trayectorias profesionales. En Gallatin, el 51% de los licenciados obtienen un título superior y el 80% afirma que su formación está relacionada con su trabajo actual o antiguo. En el RIT, el 85% de los graduados se incorporan inmediatamente al mercado laboral, sobre todo en campos relacionados con la tecnología y el diseño. Los estudiantes de esta institución también están convirtiendo sus titulaciones en oportunidades únicas, como la creación de sus propias compañías en campos como la fabricación textil o la producción sostenible de chocolate.
El planteamiento de "construye tu propia carrera" no es para todo el mundo, pero es una señal de que la precariedad es la nueva normalidad. Los alumnos que se gradúan con titulaciones individualizadas diseñadas por ellos mismos adquieren la capacidad de reinventarse. Y en un entorno de rápidos cambios e inseguridad laboral impulsada por la IA generativa, la flexibilidad es fundamental. Escuelas como el RIT o la Gallatin trabajan con el objetivo de preparar a sus estudiantes para esa incertidumbre. Los alumnos, entonces, pueden elegir entre hundirse o seguir nadando.
Actualidad Laboral / Con información de Business Insider