En su infancia en Ciudad de Guatemala, el protagonista de esta historia, Luis Von Ahn, de 42 años, dice que era un niño empollón que creció en una familia de clase media como hijo único. Cuando tenía ocho años, le pidió a su madre una Nintendo, pero en su lugar recibió un ordenador. Para pasar el tiempo, le encantaba ver series de televisión estadounidenses como MacGyver y El Equipo A.
Como el español era el idioma principal que se hablaba en casa, von Ahn cuenta que aprendió a hablar inglés asistiendo a un colegio privado estadounidense.
"Mi madre se gastó casi todo el dinero que tenía en pagar la escuela más elegante del país, que es la escuela americana, y así aprendí a hablar inglés", dice.
Un día, como von Ahn era uno de los mejores estudiantes de su escuela, se entrevistó con un reclutador de la Universidad de Duke. Tras superar una serie de pruebas, se presentó en Durham, Carolina del Norte, como estudiante de Duke. Como era de esperar, se especializó en matemáticas y llegó a obtener un doctorado en informática en Carnegie Mellon.
Mientras estudiaba en Carnegie Mellon, se le ocurrió la idea del CAPTCHA (Prueba de Turing Pública Completamente Automatizada para Distinguir a los Ordenadores de los Humanos), un sistema que produce una serie de letras y números distorsionados que se utilizan para evitar el spam y la extracción automática de datos de un sitio web.
Su programa tuvo un gran éxito porque las empresas de internet de la época intentaban atajar el problema de los malintencionados que creaban millones de cuentas de correo electrónico falsas. Yahoo empezó a utilizar su programa y, poco después, "casi todos los sitios web del mundo empezaron a usarlo", afirma.
Después de su doctorado, Von Ahn decidió quedarse en Carnegie Mellon como profesor de 25 años que enseñaba informática a una clase de unos 250 estudiantes.
Von Ahn no estaba satisfecho con la primera versión del programa CAPTCHA y pensaba que los 10 segundos que tardaban los usuarios en verificar la información eran tiempo perdido. Así que se puso a trabajar en una segunda versión, seleccionando a algunos de sus estudiantes en Carnegie Mellon para que trabajaran con él. Y Severin Hacker, uno de sus alumnos estrella, acabó convirtiéndose en su cofundador de Duolingo.
Von Ahn también fue capaz de tomar el núcleo de la primera versión de CAPTCHA y adaptarlo para desarrollar una tecnología que pudiera digitalizar libros y otros documentos. El problema era que no tenía nada que digitalizar.
Sin embargo, estaba ansioso por mostrar su programa CAPTCHA al mundo. Así que voló a Dallas (Texas) para dar un discurso y, por casualidad, Marc Frons, entonces director de tecnología de The New York Times, estaba entre el público. Cuando bajó del escenario, Frons se le acercó y le ofreció una propuesta para que von Ahn digitalizara 130 años de ediciones del periódico. El precio que ofreció: 42.000 dólares por cada año de contenido.
"Así que rápidamente empecé a recibir estos cheques de 42.000 dólares cada pocos días y no sabía muy bien qué hacer con ellos", cuenta.
Al final, Carnegie Mellon se enteró de los cheques y le dijo que no podía mantener su trabajo como profesor. Así que decidió crear su propia empresa, reCAPTCHA.
De inventar CAPTCHAs a convertirse en CEO de un unicornio
Como brillante matemático, profesor de informática e inventor del CAPTCHA, von Ahn podría haberse retirado antes de cumplir los 30 años. Después de Carnegie Mellon, tenía suficiente dinero en efectivo tras vender a Google dos empresas que había fundado: ESP Game y reCAPTCHA. El precio de las dos adquisiciones no se ha divulgado, pero von Ahn dice que recibió "decenas de millones de dólares", que se embolsó en su totalidad porque las empresas no contaban con financiación de capital riesgo.
En 2011, en lugar de una jubilación anticipada, von Ahn decidió volver a sus pasiones originales y combinar su amor por las matemáticas y la educación.
"Siempre he visto la educación como una cosa que trae consigo una gran desigualdad, porque la gente que tiene dinero puede comprarse la mejor educación del mundo y la gente que no tiene mucho dinero apenas aprende a leer y escribir", afirma.
Su idea inicial era enseñar programación y matemáticas, sus dos áreas de especialización. Pero al final acabó pensando en una manera mejor de enseñar inglés, inspirado por las oportunidades que se le presentaron después de aprender inglés como segunda lengua en Guatemala.
Duolingo se lanzó oficialmente en 2012, después de que el equipo pasara un año construyendo la primera versión gratuita de una aplicación que ayudara a la gente a aprender inglés. Hoy en día, Duolingo ofrece más de 100 cursos gratuitos en 40 idiomas y cuenta con unos 40 millones de usuarios activos mensuales. La empresa tiene ahora un modelo de negocio que va de lo gratuito a lo premium, aunque el 96% de los usuarios sigue utilizando la versión gratuita.
Para ganar dinero, Duolingo genera ingresos a través de anuncios, suscripciones y un examen de certificación de idiomas. La suscripción a la versión premium de la aplicación, Duolingo Plus, que permite a los miembros eliminar los anuncios y descargar las lecciones sin conexión, cuesta 12,99 dólares al mes.
La empresa ha recaudado un total de 183 millones de dólares desde su fundación de inversores como Union Square Ventures, CapitalG, Kleiner Perkins, NEA y Ashton Kutcher.
En 2019, la compañía generó alrededor de 90 millones de dólares en reservas -una métrica clave para Duolingo y compañías similares utilizadas para rastrear el rendimiento comercial- y la duplicó en 2020.
Laela Sturdy, inversora y miembro de la junta directiva de Duolingo, y socia general de CapitalG, el fondo independiente de crecimiento de última etapa de Alphabet, afirma que invirtió en von Ahn y en la empresa antes de que ésta obtuviera ingresos, un paso inusual para un inversor en fase de crecimiento.
"Creía entonces, y sigo creyendo firmemente, en el enorme impacto que la empresa está teniendo a nivel mundial en la movilidad social y los resultados educativos", explica. "Y lo que también creo es que un gran modelo de negocio puede coincidir con esa misión, y puede ser un elemento añadido de ese impacto".
Actualidad Laboral / Con información de Business Insider