Una característica desafortunadamente recurrente de este gobierno es tomar decisiones sin consultar a los potenciales afectados, y mucho menos medir las consecuencias colaterales de las acciones que deciden imponer manu militari y sin derecho a pataleo. Hasta hace poco la más reciente y emblemática de estas acciones fue la reducción a juro del cartón de huevos a Bs. 400, magistral medida del entonces Vicepresidente Ejecutivo que logró hacer que el producto desapareciera de las cadenas formales en 24 horas, y de paso le dio el empujoncito final hacia una victoria de 2/3 partes a la oposición en la Asamblea Nacional.
Pero el Mayor General Presidente de la Corporación Eléctrica Nacional Corpoelec seguramente destronó al ex Vice, cuando como solución al problema de generación eléctrica se le ocurrió la brillante idea de pasarle cuchilla a todos los centros comerciales del país de 1 PM a 3PM y de 7 a 9 PM. A parecer, sin percatarse de que un tema tan complejo no se podía procesar como un castigo de 100 saltos de rana a unos reclutas. Cuando menos, requería una concertación con esos centros que se han vuelto el eje de la actividad comercial y de esparcimiento de los venezolanos, debido a la imposibilidad de pasear por las calles de nuestras ciudades por la entrega que el mismo gobierno ha hecho de ellas al hampa. Pero tal vez el Mayor General Presidente actuó impulsado por la misma aversión de su comandante eterno a actitudes aspiracionales de las clases populares que impulsó al C.E. a impedir la inauguración de un flamante Sambil en La Candelaria confiscándolo sin compensación ni uso alternativo.
Se pregunta uno a que “Niño” se refiere el General a la hora de repartir culpas. Si serán los bolichicos que sin experiencia alguna recibieron mil millonarios contratos de suministro otorgados a dedo y cumplidos con plantas de generación usadas que aún no funcionan, o si por el contrario es una manera cariñosa de referirse a los hermanos Castro que previo al fiasco de los bolichicos nos embasuraron con generadores de diésel europeos reconstruidos, con márgenes de intermediación obscenos, y que se fundieron en menos de tres años por no estar diseñados para trabajo continuo.
Las propias cifras de Corpoelec indican que la demanda pico de hoy es un 8% menor que la de hace dos años. ¿Cómo se justifica un atentado semejante a la ya difícil cotidianidad de los venezolanos? Se pregunta uno si estamos ante una incapacidad gerencial supina, o un plan determinado urdido ya no en Cuba, sino en las salas situacionales más recalcitrantes de Corea del Norte.
Aurelio F. Concheso / Ingeniero
@aconcheso