Se está de espalda al país cuando por un lado no se publican cifras oficiales y, por el otro, no se miran las que produce la academia.
La Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela 2014 (ENCOVI), realizada por la UCAB, la UCV y la USB, registró un alto nivel de pobreza de ingresos equivalente al 48,4% de los hogares. Dicha proporción alcanzó ya el 73% de los hogares según la medición realizada este año (2015). Revisemos pues un poco las implicaciones de estos resultados.
Sin entrar en demasiados detalles sabemos que la pobreza de ingresos resulta de realizar una comparación indirecta entre los ingresos y el valor de la canasta alimentaria. Se trata de un umbral muy básico realmente, porque solo se está considerando que un hogar y en consecuencia todos sus miembros están en condición de pobreza extrema solo si con sus ingresos totales no logran adquirir la canasta básica alimentaria (a valor oficial). Por otra parte la situación de pobreza no extrema se produce si el hogar logra cubrir teóricamente con sus ingresos una canasta alimentaria pero no dos (ya que se estima que con el equivalente del valor de una segunda canasta podrían cubrirse necesidades básicas no alimentarias).
Estamos hablando entonces de carencias elementales y que, además, se constituyen en un cálculo relativamente simple que de considerar otros detalles sería mucho más dramático aún. Se trata pues de una medición que en términos muy gruesos nos muestra una realidad impactante, una situación de pobreza generalizada que ya ronda las tres cuartas partes de los hogares del país.
La relación entre pobreza extrema y no extrema también preocupa. La primera suele ser mucho menor a la segunda por cuanto la pobreza extrema indica una situación en la que peligra la misma subsistencia, la imposibilidad de alimentarse con los ingresos que se perciben. Pues en la medición de 2014 la pobreza extrema alcanza el 23,6% quedando la no extrema en 24,8% (casi iguales). Pero aún peor, para este 2015 la pobreza extrema se ubicó en 49,9% de los hogares y la no extrema en 21,1% (que suman el 73% antes comentado), es decir que, en términos de ingresos, casi 1 de cada 2 hogares venezolanos no puede dar por segura su alimentación y, lamentablemente, se afianza la condición de pobreza de los mismos.
Por otra parte el método integrado (método que integra la situación de pobreza estructural, medida como Necesidades Básicas Insatisfechas NBI y el de línea de pobreza o pobreza de ingresos) da cuenta de un 33% de pobreza reciente para 2014, es decir, que un tercio de la población era pobre de ingresos (coyunturalmente) pero aún no lo era estructuralmente. Se trata de los nuevos pobres que de permanecer en situación precaria se establecerían en esta situación de manera estructural y que nos tememos por los resultados actuales que es lo que estaría sucediendo (ver
¿Cuántos nuevos pobres hay en Venezuela?, entrevista a Luis Pedro España (por Víctor Salmerón):
http://www.el-nacional.com/sociedad/iglesia/Nuevos-Pobres-Venezuela_0_565743543.html
Dentro de este aspecto contingente cabe preguntarse por los programas sociales, aquellos que sirven a los más desprotegidos y que en esta coyuntura debiera servirles de contención a la grave situación de ingresos y económica en general. La respuesta tampoco es alentadora. Las misiones no trabajan bien y presentan serios problemas de cobertura y de foco. Para 2014 las misiones habían cubierto al 8,4% de los hogares pobres extremos, al 11,7% de los pobres y al 10,8% de hogares no pobres según ENCOVI de ese año. En consecuencia más de la mitad (53%) de quienes son o han sido beneficiados por una Misión Social realmente no se encuentra en situación de pobreza. Las misiones no ayudan a la reducción de la pobreza pero es que ni siquiera se orienta a atender a los pobres de manera particular.
Según señalan los expertos muchas de las misiones han perdido el objetivo inicial y presentan fallas importantes en sus diseños así como en la ejecución (ver
Las Misiones Sociales están a la deriva, intervenciones de Carlos Aponte, Lissette González y María Gabriela Ponce:
http://hoyennoticias.com.ve/las-misiones-sociales-estan-a-la-deriva
Sin lugar a dudas que lo más preocupante es la tendencia de esta situación. Año a año se agrava grandemente, se profundizar, se instala y crece. Un país técnicamente pobre pero que no ve reacción social ni económica se pregunta y con razón a dónde iremos a parar. Son muchos los que se preocupan por las medidas económicas que hay que tomar, por la situación política que se debe resolver, pero el desenlace de nuestra vida como país pasa por plantearnos el reto social más humano y responsable, transversal a cualquier gobierno o ideología, sagrado e imposible de postergar, una hoja de ruta para la superación de la condición de pobreza de todos y cada uno de los hogares de nuestro país.
Rafael Ignacio Suárez / Sociólogo
@nacho_suarez