Bombones rellenos de crema de queso de cabra y tomate seco, de crema de chorizo y de salmón ahumado y eneldo. Sí, es posible, está leyendo bien. No sólo la combinación es sorprendente, también el sabor al morder por completo el bombón.
Hace cuatro años dos emprendedores venezolanos amantes del chocolate, un poco aburridos de las presentaciones tradicionales de bombones, se propusieron romper esquemas y ampliar la variedad. Empezaron a probar mezclas y sabores y hoy en día cuentan con un menú con más de 70 presentaciones divididas en cuatro grandes categorías: clásicos, licor, frutas y gourmet.
La oferta de Nirvana Cioccolato, como se llama el emprendimiento, incluye sabores como Brownie, Crema de Almendras, Crema de Baileys, Crema de Champagne, Vino Banco y Frutas, Ganache de Cambur Titiaro, Papelón y Sarrapia, Crema de Limoncello, Tequila, Limón y Sal, Piña y pimienta guayabita, Mora y Pimienta, Tamarindo y Curry, Crema de Morcilla, Ganache de Queso de Año, Salmón Ahumado y Eneldo, Crema de Tocineta y Cebolla y Crema de Cuatro Quesos.
Este emprendimiento familiar fue fundado por Isabel Violeta García y Moisés de Lima en 2011. Durante el desarrollo de su idea han contado con la ayuda de familiares y amigos. En una oportunidad contaron con un par de socios, pero ahora son ellos exclusivamente quienes están al frente de Nirvana Cioccolato. García tiene a su cargo la producción y De Lima la gerencia y comercialización del producto.
“Un día Moisés estaba preparando una salsa de kiwi para un carpaccio de Lau-Lau y accidentalmente cayó cúrcuma a la reducción que estábamos haciendo y nos gustó el sabor y de repente dijimos: ¿Qué te parece si esto se mete dentro de un bombón? y así fuimos” , recuerda García al referirse a la manera como han desarrollado el emprendimiento, en el que la curiosidad y las ganas de innovar han sido fundamentales para la creación de sus productos.
Reconocen que muchos de los sabores y rellenos de sus bombones han surgido de sugerencias y peticiones de familiares y amigos. El menú lo han ido ampliando progresivamente, y lo han ajustado tomando en cuenta las preferencias de los consumidores. Su idea es generar una experiencia diferente al probar cada bombón. “Nosotros colocamos dentro del bombón un grano de café tostado con melaza y ron, entonces cuando tu muerdes tienes el crocante del café, y como lo hacemos con chocolate blanco, entonces tienes un delicioso marrón en tu boca”, dice Isabel García al describir el chocolate relleno de crema de café.
Estos emprendedores han combinado su pasión por la cocina, con su experiencia en el área gerencial, en el caso de Moisés De Lima y con formación y orientación para emprendedores en bombonería, en el caso de Isabel Violeta García.
Esta fábrica de bombones cuya producción todavía es considerada artesanal, cuenta con 25 clientes particulares y con cinco clientes corporativos. Tiene capacidad para elaborar 800 chocolates al día, pero en este momento su producción se ubica en promedio en 250 chocolates.
En este momento los bombones son distribuidos exclusivamente en la Gran Caracas. Además de las combinaciones y sabores, este emprendimiento se diferencia de otros por la presentación de los chocolates, por su entrega en el lugar donde se encuentra el cliente o donde se encuentra la persona a quien éste los quiere regalar y por el tiempo en el que deben ser consumidos.
“El bombón es fresco. Nosotros prácticamente exigimos que el bombón se consuma dentro de las 72 horas posteriores a haber sido hecho, para poder captar su sabor y su diseño, porque cada uno de los bombones está creado para tener una estructura de cata distinta. Cuando vamos, por ejemplo, a hacer un bombón de morcilla o chorizo está montado para que tú rompas la estructura, diferencies los sabores y en tu boca quede la sensación”, dice De Lima, al advertir que lo recomendable es que los bombones no sean refrigerados para que no se degraden y que este emprendimiento procura cuidar este aspecto.
La empresa ya está registrada, un proceso que tomó más tiempo del esperado por sus fundadores y cuyos trámites les resultaron engorrosos. La ubicación de una compañía para distribuir el producto y el acondicionamiento del local para instalar el taller han sido algunas de las dificultades que han tenido que enfrentar estos emprendedores para echar adelante su idea de negocios.
Ellos aseguran que cada aspecto y cada característica de la empresa tiene una razón de ser y que han sido pensados y estudiados. “Las empresas deben tener ADN”, afirma De Lima.
Con esta idea eligieron el nombre del emprendimiento. “El nirvana es una palabra sánscrita que significa el máximo placer, que es cuando cuerpo, alma y mente logran encontrarse y tienes el sumo placer , llegas al éxtasis. ¿Por qué Nirvana? Porque la idea es que coman los chocolates y las personas logren el nirvana”, afirma Isabel Violeta García.
Este emprendimiento obtuvo el segundo lugar del renglón Producción, del Premio Citi al Microempresario en su edición del año 2014.
A corto plazo, quienes están al frente de esta iniciativa esperan producir y comercializar tabletas de chocolate. A mediano y largo plazo, esperan crear un espacio al que acudan los consumidores no sólo a degustar bombones y postres de chocolates, sino también distintos platos en los que se emplee el cacao y el chocolate en su elaboración.
“Nuestro objetivo es ir a un sitio donde exista una cultura gastronómica del cacao, que pueda ser utilizado en platos como calamares con chocolate, pollo en salsa de cacao; que tú puedas entrar y que concibas al cacao y al chocolate como un elemento gastronómico”, dice Moisés De Lima.