Noviembre es el mes en que las empresas (y por qué no, los ciudadanos individuales también) tratan de proyectar su actividad para el año venidero, de ahí la proliferación de foros sobre “perspectivas” que se celebran durante estos días. Resulta fácil resumir lo que en esas reuniones se escucha: a.- si seguimos como vamos no nos salvamos de un evento hiperinflacionario en algún momento de 2016 b.- los pañitos calientes de “sí, pero hagámoslo gradual” que tratan de vender el gobierno y algunos analistas afines, de cambios diferenciales controlados pero a tasas más altas y manteniendo el engaño del 6.30 para que las cuentas nacionales en $ “luzcan mejor” son un callejón sin salida y c.- la única forma de no llegar a una “hiper” en el peor estilo del Cono Sur años 80 es con el programa de reforma monetaria con liberación de los factores (precios, salarios, tasa de cambio) como el que proponen economistas sensatos de derecha, izquierda y centro.
Quién iba a decir que el año pasado por estas fechas todos nos quedaríamos cortos en cuanto a la magnitud de la catástrofe. La cifra consenso de contracción económica estaba por 4 a 5%, y va a ser más de 10%; veíamos una inflación de tres dígitos (la “subyacente”, es decir la no maquillada por el BCV, ya estaba por 105%) que será superado con creces, pues lo que reportan sottovoce los técnicos del BCV está por encima de 180% y la subyacente en noviembre ya superó el 300%.
Ante este cuadro, el esquema de supervivencia de las empresas que todavía quedan vivas está claro: conservar flujo de caja, proteger inventarios en la medida de lo posible y cuidar el capital humano clave, que será indispensable para aprovechar el viraje positivo que más temprano que tarde se producirá. Otras, en algunos sectores pueden ya estar descubriendo nichos en los que las oportunidades ya han llegado, y deben aprovecharlo en el contexto de los cuidados arriba indicados.
Una advertencia adicional, muchos economistas están recomendando endeudarse en Bs. para aprovechar oportunidades en vista de la tasas reales negativas a que prestan los bancos. Pensamos que este es un error, como también lo sería liquidar posiciones en $ apostando a que en un ajuste el bolívar libre va a bajar. Primero, nadie tiene la menor idea de a que tasa puede efectuarse un ajuste, sobre todo con los precios duplicándose cada 4 o 5 meses, segundo cuando venga el momento del ajuste las tasas de interés se volverán reales positivas como sucedió en los años 90, y si usted tiene deudas en Bolívares, aunque tenga dólares para cubrirlas, su liquidez se verá afectada justo en el momento que debe estar recapitalizando su negocio para aprovechar las oportunidades de crecimiento.
Por Aurelio Concheso / Ingeniero
@aconcheso