En Venezuela siempre ha sido muy difícil y aventurado atreverse a ofrecer un análisis de lo que podría ser el panorama laboral del país durante un año específico. Sin embargo, nosotros lo venimos haciendo de una manera exitosa por más de catorce años.

Al decir exitosa no quiero decir exacta o correcta. Me refiero a que de forma constante hemos sido consecuentes con la necesidad de los emprendedores del país (empleadores y empleados) de tener un foro en el que concurran los especialistas más relevantes del país y se hagan predicciones que permitan a los participantes elaborar planificaciones y estimaciones para el año respectivo.

El método que utilizamos para poder hacer predicciones en el área laboral se basa en la identificación de las variables que pueden afectar o moldear el desarrollo normal de los hechos en el tiempo, y luego la interpretación de los efectos de esas variables en la realidad laboral del país.

En el año 2014 esas variables pueden resumirse en: la nueva Ley Orgánica de Precios Justos (LOPJ), el nuevo esquema de control cambiario (específicamente el Sicad II), el deterioro de la "normalidad" motivado a las continuas marchas, protestas y "guarimbas" y sus efectos en la producción y la productividad, y claro está (no podía faltar) los efectos perniciosos de la nefasta Lottt.

En cuanto a la variable representada por la LOPJ, la misma la podemos resumir con la fórmula siguiente: Precios de venta de los productos menores a los costos de producción = improductividad, cierre o paralización de empresas, desabastecimiento y desempleo.

Nadie se puede imaginar a una empresa en Venezuela (de las que no son subsidiadas por el Estado) vendiendo sus productos por debajo de sus verdaderos costos de producción. De hecho, ya la gran mayoría de las empresas del país están paralizadas y las demás en vías de hacerlo.

El futuro del Sicad II es muy incierto para esta fecha, es un sistema que apenas comienza y que aunque ha generado muchas expectativas, aun están por verse los efectos positivos del mismo. Al ser una variable incierta y que tomará tiempo ver sus resultados, lo más conveniente es no tomarla en consideración como variable eficiente para ofrecer predicciones.

Quedan entonces la Lottt y el deterioro de la paz, y los efectos de ambas en la producción y la productividad.

En lo que se refiere a la Lottt, mucho hemos escrito sobre el desastre que significa la misma y no quisiera extenderme en ella en estos momentos. Vale decir, a los efectos del análisis de esta columna, que la misma sigue actuando como agente oxidante de las relaciones laborales y de la productividad. Todo lo que toca la Lottt termina por ser arrastrado por la ineficiencia, la ineficacia y la mediocridad.

Nos queda entonces analizar los efectos del nuevo escenario de las protestas violentas, espontáneas y caóticas en la realidad laboral. En mi opinión, esta nueva realidad amenaza con convertirse en una verdadera pesadilla para empleadores y empleados.

Por un lado, los empleadores deben redoblar sus esfuerzos por mantener la seguridad de su personal y de sus instalaciones, pero al mismo tiempo tienen que enfrentar la realidad que el ausentismo (un problema que se venía arrastrando en el pasado reciente) ahora tiene una excusa perfecta en las protestas callejeras.

Por el otro lado, los empleados responsables a quienes la situación toma por sorpresa e indefensos, no tienen otro remedio que atrincherarse en su casa (o en algunos casos en las de un familiar) y faltar a su trabajo.

En fin, los empleadores van a tener serios problemas para continuar operando, las pocas empresas que puedan sortear los efectos de la LOPJ, la Lottt y el Sicad II, necesariamente van a sufrir enormemente con la nueva realidad de la calle. Es imposible producir, si para llegar de tu casa al trabajo te toma cinco o seis horas (siendo optimista).

En conclusión, el panorama laboral en el 2014 es en mi opinión uno de los peores que ha vivido Venezuela desde el paro petrolero de 2002, con el aditivo que en esa fecha Venezuela contaba con un mayores reservas internacionales y un aparato político gubernamental más sólido y centralizado.

Emprendedores en general (empleadores y empleados) independientemente de su perfil o inclinación política tienen que entender que llegamos a la hora cero y que no habrá mañana si no llegamos al consenso que permita pacificar al país como punto de partida que nos lleve por la senda del progreso y del desarrollo.

Por cierto, ese panorama descrito en el párrafo anterior, tiene pocas probabilidades de ocurrir en el corto plazo. Por lo que..."a ponerse las alpargatas que lo que viene es joropo"

Juan Carlos Varela / Abogado

@J3CV