Recientes publicaciones enfatizan la importancia de fortalecer los procesos creativos destinados a mejorar la eficiencia y eficacia del aparato productivo, partiendo de la idea de que éste es el resultado de la interrelación entre diferentes factores, entre los cuales destacan la calidad de la interacción entre los actores involucrados en el proceso; las normas y regulaciones; la calidad de las instituciones y muy importante, la vinculación con el territorio y la confianza con los responsables de la gestión pública a todas las instancias en especial la más cercana, local y regional.

De allí, que destaca la importancia del diálogo constante entre los actores, a fin de identificar los factores relevantes a intervenir en la búsqueda común de mejorar, mediante el fortalecimiento del capital social, la productividad de las actividades presentes en el espacio, ya sea agrícola pecuario, industrial, comercial o de servicios, todos ellos actores integrantes de la red productiva. En ella, además están presentes las comunidades organizadas, los centros de formación y capacitación: escuelas, liceos, universidades, centros de investigación e instituciones público-privadas, que conforman las fuerzas vivas que operan en el territorio.

Lo importante es que los actores se conozcan entre sí, que participen activamente en la búsqueda de objetivos comunes, que faciliten la generación de los consensos necesarios, a objeto de compartir las actividades definidas y plenamente compartidas entre todos, para lograr el mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de los pobladores del espacio compartido.

En otras palabras se trata de fortalecer lo que la literatura denomina capital social, basado en las relaciones de confianza entre los actores, que la interacción entre ellos se fundamente en compartir objetivos, asumir la participación consciente a objeto de facilitar la toma de las decisiones relacionadas con la generación de empleo y riqueza, protección del ambiente, seguridad ciudadana, calidad de los servicios, y gobierno local, entre otros.

Ello conduce a la elaboración de un diagnóstico compartido que facilita el diseño de la estrategia a implantar a objeto de lograr en una secuencia en el tiempo, las acciones necesarias para alcanzar objetivos concretos en cuanto a productividad e innovación del aparato productivo que opera en el espacio territorial seleccionado.

Existen experiencias exitosas, en las que la comunidad organizada, logra transformar las condiciones y calidad de vida de sus habitantes, mediante el esfuerzo compartido con base a la confianza mutua y al convencimiento de que unidos lograrían los cambios necesarios para progresar respetando los principios básicos de una sociedad democrática.

Maritza Izaguirre / Socióloga