04-06-2018
Qué difícil es que quienes administran la cosa pública entiendan que el agua no fluye río arriba. Hace escasas 10 semanas el presidente Maduro anunció en cadena nacional que la reconversión monetaria “logrará una solución estructural y definitiva para darle estabilidad al país”. ¿Dónde están los que le recomendaron semejante declaración y tuvieron la peregrina idea de que con solo mochar tres ceros al bolívar fuerte se resolvía el problema hiperinflacionario que ellos mismos han creado?. En una organización en la que los culpables de errores imperdonables asumen su responsabilidad, esos señores ya estarían jugando banco o expulsados del partido, pero al parecer ese no es el caso.

En estas 10 semanas esos genios de la economía han triplicado, óigase bien ¡triplicado! la masa monetaria emitiendo la modesta suma de Bs.746.000.000.000.000 Si la cantidad de ceros lo abruma, puede quitárselos, solo que este caso en vez de los tres que le piensa quitar a la moneda, tiene que quitarle 12 para hablar de 746 billones. Para dentro de 90 días, que es la fecha más cercana con la que se compromete la Asociación Bancaria en este ejercicio de reconversión sin reforma, se habrán creado electrónicamente como mínimo otros Bs 4.000.000.000.000.000 o 4 mil billones, esta vez un cuatro nada más, pero con 15 ceros en su estela.

Las magnitudes de cifras escapan a la capacidad del cerebro humano para procesarlas, porque si usted tuviera que multiplicar, por ejemplo un precio de 35 millones por, digamos 25 unidades, no solo se le imposibilita hacerlo mentalmente, y a su calculadora también, porque quien la diseñó nunca pensó que alguien ajeno al mundo de la astrofísica, donde las mega cifras se expresan de otra forma, tendría que lidiar con semejantes magnitudes. El problema ahora es que los sistemas de informática de los bancos tampoco están equipados para semejante avalancha de dígitos, y aunque no nos lo digan estos se están acercando al límite de su capacidad.

La situación en que nos encontramos es que la velocidad de aumento de la liquidez al ser exponencial, excede la velocidad de reacción de los seres humano para lidiar con ella. Es por eso que, como han dicho muchos economistas, ente ellos José Guerra, quien de manera sencilla lo ha explicado, sin un plan de reforma monetaria en el horizonte, ni imprimiendo billetes con más o menos ceros en papel bond se va a resolver el entuerto.

Porque el problema no es de ceros sino de criterios. Cualquier reforma que se emprenda tiene que partir de una unificación y liberación cambiaria, con un ajuste de los precios de servicios públicos, en especial gasolina, agua y electricidad, la fijación de un salario mínimo y un plan de desestatización de empresas. Pero como lo último no puede ser instantáneo, para crear confianza en los inversionista, se requiere de un financiamiento puente substancial, para fortalecimiento de reservas, pues de lo contrario la nueva moneda ira al mismo basurero que las anteriores. Es improbable que un financiamiento de esas magnitudes aparezca con la actual composición del gabinete económico y del díscolo Banco Central

Parecería que lo primero que se requiere es cuando menos un cambio total del equipo económico incluyendo el retorno a la madre patria del aparente zar de la economía Serrano Mancilla. Lo segundo es estar atentos a las lecciones de la historia, una reforma monetaria a medias puede ser otro “plan primavera” de la Argentina de 1989 que disparó “la hiper”. Con la salvedad de que la hiperinflación allá, cuesta creerlo, fue mucho más benigna que la que ya estamos sufriendo los venezolanos, quienes hemos entrado en territorios no explorados, al menos en América en materia de mal manejo monetario.

Aurelio F. Concheso / Ingeniero

www.laotraviarcr.blogspot.com

@aconcheso