Cuando uno piensa en la palabra etiqueta, podríamos imaginar un libro de buenos modales de la década de 1950.
Sin embargo, la etiqueta en los negocios va más allá de usar el tenedor adecuado para la ensalada. La etiqueta puede parecer anticuada, pero es también una herramienta esencial del mundo de los negocios.
Para Ilya Pozin, colaborador de la red social LinkedIn, si hace caso omiso a la etiqueta social en los negocios, solo usted saldrá perjudicado. Ahora que más compañías contratan a sus empleados en base a sus habilidades de comunicación y su potencial integración en la cultura de la empresa, usted no puede darse el lujo de mostrar malos modales. Ya sea que esté tratando de lograr un gran trabajo o conseguir por fin ese ascenso, sus modales importan mucho más de lo que pueda imaginar.
A continuación, diez reglas de etiqueta en los negocios que quizás nunca se ha percatado y que pueden ayudarle a escalar más alto en su carrera profesional, sin incomodar a nadie:
Preséntese con su nombre completo. Cuando conozca a alguien, ya sea en la sala de juntas o en un evento de networking, siempre preséntese con su nombre completo. Sin importar la situación, lo fundamental es ser recordado lo máximo posible. Si solo utiliza su nombre, a su nuevo contacto podría luego costarle recordar qué Rachel o Kevin usted era. Esta es otra razón por la que siempre es una buena idea tener sus tarjetas de presentación a la mano, en cualquier ocasión. A menos que sea Madonna, siempre incluya su apellido al momento de presentarse.
No cruce las piernas. Cruzar las piernas puede ser una distracción, e incluso algo muy sexy. Más importante aún son los problemas de salud que esto puede causar. Cruzar las piernas puede ser muy malo para su circulación.
Limite sus “gracias”. Es genial ser agradecido, pero no exagere. Decir demasiados “gracias” en una sola conversación puede terminar siendo contraproducente a su intención, diluyendo el impacto de sus “gracias” iniciales. También puede hacerlo ver como necesitado e inseguro de sí mismo.
No almuerce en su escritorio. Es fácil sentirse abrumado en el trabajo y creer que ni siquiera tiene 20 minutos para almorzar. Al final, termina comiendo encorvado sobre su escritorio mirando hojas de cálculo. Esto no solo es una situación triste para usted, tampoco es bueno para sus compañeros de trabajo. La mayoría de sus colegas no querrán escuchar el crujido de su lechuga u oler sus sobras recalentadas. Tómese un tiempo en la jornada para almorzar en el comedor o las áreas comunes, incluso si esto significa tomar un corto almuerzo. Sus compañeros de trabajo y su estómago se lo agradecerán.
Siempre pague la cuenta si hizo la invitación. Si usted ha invitado a cenar a algún cliente o compañero de trabajo, no espere contribuciones a la hora de pagar la cuenta. Si usted es el anfitrión de la velada, la etiqueta adecuada dicta que es su turno de pagar la cuenta.
Mantenga sus artículos personales fuera de la mesa. Hoy en día, todos estamos muy apegados a nuestros teléfonos celulares, tal vez demasiado apegados. Muchas personas ponen su teléfono celular junto a ellas cuando comen, como si fuera un huésped no invitado de la cena. Si decide hacer esto, es probable que su smartphone no sea el único huésped no invitado. De hecho, los celulares son geniales para compartir más que fotos y actualizaciones de estado, son también buenísimos para compartir bacterias.
No haga una abrumadora cantidad de preguntas en las reuniones. Cuando asista a una reunión, siempre es bueno llevar unas cuantas preguntas bajo el brazo. La palabra clave aquí es “unas cuentas”. Usted no querrá abrumar al organizador de la reunión o acaparar la agenda haciendo 20 preguntas. Elija sus preguntas más importantes y espere hasta el final de la reunión para formularlas. Si usted termina con más preguntas, siempre puede hacerlas después a través del correo electrónico en lugar de hacerle perder el tiempo a sus colegas.
No interrumpa a sus colegas. No vaya de frente a la oficina de alguien y diga “oye José, ¿estás ocupado?” Probablemente la respuesta es sí, pero tal vez José se siente muy incómodo de rechazarlo de inmediato. Al dirigirse sin avisar a la oficina de alguien, usted asume que tiene el derecho de interrumpir el trabajo de otro. En lugar de simplemente aparecerse cuando le plazca, tómese unos minutos para llamar o mandar un email y coordinar un momento para hablar.
“Responda a todos” en su email cuando sea necesario. La función de “responder a todos” puede ser peligrosa. Pero si usted se olvida de usarla cuando sea necesario, estará creando mucho trabajo extra e innecesario para los demás. La gente no estará al tanto del asunto y se perderá tiempo.
En su cadena de correo electrónico, solo incluya a las personas que necesitan estar ahí. No hay nada más molesto que estar metido en una larga conversación vía correo electrónico donde no tiene nada que ver. Imagine esta situación: usted regresa de su almuerzo y de repente ve que su bandeja de entrada está llena con correos que no son relevantes para su trabajo en absoluto. Antes de iniciar una cadena de correo electrónico, asegúrese de incluir solo a las personas que necesitan estar informadas sobre el tema. Si cree que otra persona podría estar interesada en la conversación, puede enviarle alguna actualización cuando sea necesario.
Actualidad Laboral / Con información de Gestión Perú