Algunos expertos señalan que a partir de 2016 se iniciará la era de la robótica en el mundo y que aun cuando los robots han estado entre nosotros desde hace ya mucho tiempo, la verdadera revolución robótica se empezará a sentir con más fuerza a partir de ese año.

Les confieso que la irrupción de los robots en la vida cotidiana me preocupa enormemente por sus efectos en los países subdesarrollados como Venezuela. Y me angustia en especial en los países bajo una ideología socialista atrasada, otra vez, y muy especialmente Venezuela.

Mientras que en los países desarrollados la discusión se centra en cuántos trabajadores y qué tipo de puestos de trabajo van a ser afectados o más bien eliminados por completo como consecuencia de la revolución robótica, aquí en Venezuela nos debatimos entre hacer la cola en un Mercal o mejor en un Bicentenario o si ponemos captahuellas en todos lados, o solamente en la frontera.

Mientras en los países desarrollados se debate la necesidad de cambiar el sistema educativo para enseñar materias del futuro y reinsertar en el mundo laboral a los desplazados por la robótica, aquí nos esmeramos en buscar firmas para derogar un decreto extranjero.

En fin, cuando en los países desarrollados Amazon está solicitando autorización para que un avioncito teledirigido aterrice en la calle al frente de tu casa y te deje los productos que compraste por Internet, dejando sin trabajo a todos los choferes, eliminando la compra de camiones para envío y, por lo tanto, borrando fuentes de trabajo en las empresas que producen esos camiones, así como todo lo relacionado con esa cadena de distribución; en Venezuela se habla de la nueva fase del socialismo, de la eliminación de la tercerización y se pretende que todo lo haga el Estado ineficiente que es incapaz de importar y distribuir comida, y mucho menos ofrecer asistencia médica.

Mientras que el mundo se debate entre el bienestar o malestar que las máquinas pueden generar para la humanidad, en Venezuela la discusión se centra en cómo manipular las elecciones de la Asamblea Nacional para que no se vea exactamente y a ciencia cierta el número de votos totales obtenidos por el gobierno y la oposición.

Algunas veces me pregunto qué tienen en la cabeza aquellos que solamente desean poder y dinero, si al final de los finales, todos, ricos y pobres, con poder o sin él, terminamos en el mismo lugar. Al menos, claro está, que seas una máquina y nunca mueras.

Juan Carlos Varela / Abogado

@j3cv