22-02-2017
Con un mercado de miles de millones de pesos en juego, el sindicato de Taxistas “Andrés Quintana Roo” mantiene desde hace medio año una guerra abierta contra conductores independientes afiliados a Uber, a los que ha sometido a una violenta campaña de intimidación que ha desembocado, incluso, en la muerte de un chofer y la hospitalización de al menos una decena.
La batalla tiene un origen: el control de algunas de las rutas de transporte público más lucrativas del país, que generan al año más de 8 mil millones de pesos.
Los taxistas pueden cobrar arriba de 700 pesos o 35 dólares por sus viajes del Aeropuerto de Cancún a la zona hotelera; ese mismo recorrido cuesta alrededor de 200 pesos con Uber.
“Es estar lidiando con agresiones, no te dejan cargar al usuario, te tratan de intimidar entre grupos de tres o cuatro taxistas. Es debido a que cobramos mucho más barato que ellos por lo que están tan molestos, pero no tendrían por qué tratar de destrozar los vehículos”, denunció Arid Maceda, conductor de Uber en Cancún.
Hasta el momento, según confirmó la propia empresa a El Financiero, en menos de medio año de operación sus choferes han presentado 22 denuncias penales por lesiones y tres quejas ante Comisión Estatal de los Derechos Humanos, pero no han recibido respuestas o seguimiento por parte de las autoridades.
Imágenes de las lesiones, obtenidas por El Financiero, dan cuenta del nivel de violencia que de acuerdo con los afectados ha ejercido el sindicato para conservar el control de la zona. Narices rotas, contusiones en cabeza y espalda, ropa desgarrada y golpes en la cara se observan en fotografías tomadas por los propios conductores que han documentado el peligro que supone retar al sindicato.
Actualidad Laboral / Con información de El Financiero