En el mundo laboral, la actitud positiva tiene un gran impacto. Los estudios demuestran que la actitud está relacionada con cómo son nuestros comportamientos y cómo reaccionamos ante distintas situaciones. Es la forma en cómo abordamos cada momento y cómo nos desempeñamos ante cada uno de los estímulos.


El hecho de tener una actitud positiva nos favorece y genera un impacto muy alto en los equipos, que nos permite potenciarnos tanto a nivel individual como grupal. Ahora bien, ¿Cómo podemos desarrollar y sostener la actitud? Uno de los caminos es impulsar la curiosidad, es decir despertar el deseo de saber cosas nuevas.


Otra forma es evitar hablar mal sobre personas o situaciones. Podemos sustituir la queja por aquello que podemos cambiar para mejorarlo. Rodearse de personas con actitud positiva es una buena manera de sostener nuestra actitud. No caben dudas de que la actitud es contagiosa y que su crecimiento será exponencial y extensivo a las personas que nos rodeen.


Por último, agradecer y retribuir por aquello que recibimos de los otros es un acto noble y gratificante que mantiene nuestra actitud positiva. La actitud es un activo clave que nos distingue y es ese plus que hace la diferencia, ya sea en el trabajo, en el deporte, con la familia o los amigos.


Actualidad Laboral / Con información de Perfil