El Desarrollo Humano es una propuesta del Nobel de economía de 1998 Amartya Sen, en la cual el individuo es la clave del desarrollo en la medida en que se promueven sus capacidades y se procura un entorno capaz de proveerle los bienes necesarios para suplir sus necesidades básicas, lo que por supuesto pasa además por el respeto de los derechos humanos y la presencia de regímenes democráticos. En esencia se trata de la promoción del desarrollo del potencial de las personas y del disfrute de la libertad para vivir.

El pakistaní Mahbub ul Haq, es quien propone su medida a través del Índice de Desarrollo Humano, y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se ha encargado de publicar de forma anual un informe internacional en el que pone a disposición la información junto al desarrollo de un eje temático.

El Informe de Desarrollo Humano del año 2015 lleva por título “Trabajo al servicio del desarrollo humano”, lo que significa que su planteamiento central identifica precisamente al trabajo como herramienta para promover dicho desarrollo. Ello es posible, siempre que las políticas permitan el incremento de oportunidades de trabajo productivo, bien remunerado y que sea satisfactorio para los sujetos, permitiéndoles el desarrollo de sus competencias. Bajo este enfoque se llevó adelante el primer análisis de resultados de la segunda Encuesta de Condiciones de Vida que llevan adelante la UCAB, UCV y UBS esta vez para el año 2015 (ENCOVI 2015).

En él se reitera el llamado de atención hecho en el análisis de resultados de la ENCOVI 2014, en cuanto a la necesidad de aprovechar el Bono Demográfico y de blindar a la población en términos de sus capacidades puesto que, se mantiene la proporción de población disponible para la producción de bienes y servicios, (56 de cada 100 personas de 15 y más años). De igual forma, el nivel de desempleo no supera el 7,5% según esta nueva edición de la encuesta, lo cual hace volcar una vez más la atención sobre la forma en la que están trabajando los venezolanos. Los resultados del 2015 reiteran que buena parte de los trabajadores se concentran en actividades relacionadas con los servicios y una proporción nada despreciable específicamente con las ventas. Solamente quienes son identificados como vendedores representan el 20% del total de ocupados de 15 años y más, es decir, más de 2 millones de trabajadores del país. Por su parte, el 20% se desempeñan como profesionales, mientras que un porcentaje cercano al 13% reúne trabajos como mecánicos, herreros, albañiles, latoneros, así como otros oficios.

Casi un 28%, es decir, más de 3.215.158 personas dependen del aparato estatal, lo que se traduce una proporción mayor que la registrada por las estadísticas oficiales, puesto que, según la Encuesta de Hogares por Muestreo esta proporción alcanza el 20%. En contrapartida, la ENCOVI 2015 registra un sector privado de casi el 32% del total de ocupados entre empleados y obreros, es decir, más de 3.7 millones de trabajadores, mientras los “trabajadores por cuenta propia” alcanzan los más de 3.5 millones (30%). El 36% del total de ocupados se desempeñan en ocupaciones informales. Lo anterior continúa revelando la existencia de una estructura productiva que tiene dificultades para generar puestos de trabajo que, como se plantea desde la perspectiva del desarrollo humano, promuevan el desarrollo de capacidades individuales que potencien el bienestar individual y colectivo.

Los resultados de este primer análisis de la ENCOVI 2015 conllevan a que la conclusión más inmediata se mantenga: la necesidad de aprovechar el potencial humano con el que cuenta el país, especialmente entre los jóvenes que no encuentran empleo. Este primer análisis también da cuenta de personas capacitadas que se encuentran atrapadas en empleos en los que no es posible desarrollar sus capacidades; de trabajadores con ingresos que no superan los dos salarios mínimos; de quienes no tienen ninguna afiliación sindical y que por lo tanto ven mermadas sus posibilidades de luchar por sus reivindicaciones laborales; de los que tienen por contrato de trabajo un acuerdo verbal o que no tienen siquiera ello, aspectos que se presentarán en una siguiente entrega.

 Por Genny Zúñiga Álvarez / Sociólogo

@azunigaa